Las dos cartas enviadas por la asesina confesa desde la cárcel a la mismísima Ana Rosa Quintana escupen nuevos datos sobre la dominicana. Un psiquiatra forense hurga en la tinta de las letras que Ana Julia impregnó en la carta con su propio puño y detalla cosas que afianzan aún más la desdichada personalidad de la criminal.
La grafología determina que Ana Julia Quezada es egocéntrica y «un poco analfabeta» según Joaquín Prat
Los dos folios llegados a El programa de AR han sido escrupulosamente analizado por José Miguel Gaona, Psiquiatra forense que ha dado públicamente detalles sobre la personalidad de la asesina confesa del pequeño Gabriel. Sus ‘ìes’, ‘T’ o los nombres de los padres del «pescaíto» revelan descaradamente su carácter.
Una de las primeras conclusiones tras el análisis es el uso superlativo de su persona cuando escribe «yo» o «mí», la tilde es más grande que el propio cuerpo de la i reflejando el egocentrismo digno de psicópatas. Un ‘yo’ magnificado que se repite a lo largo y ancho de las dos cartas recibidas en Telecinco.
Otro detalle, las mayúsculas. Ana Julia no mantiene un orden correlativo en este uso gramatical sacando a relucir, según el experto, los conflictos internos que intenta ocultar con una nueva y reciclada presunta personalidad. Así como otro de los tachones evidentes en la carta cuando intenta escribir, sin suerte, el nombre de Ángel o de Patricia.
El nerviosismo ante el hecho, consciente, de que esas letras llegarán a la gran masa de la audiencia, porque los folios iban dirección a la televisión más vista de España, hacen que su escritura deje entrever rasgos de analfabetismo al escribir «ascidente» en vez de accidente, en el que por cierto deja un espacio para llamar la atención.
Pero sin embargo la forma de sus ‘ìes’ y ‘T’ la delatan, y mientras intenta aparentar control y hermetismo, la presa deja escapar su inquietud, el pensamiento no la deja ocultar lo descuidada que está siendo en su texto, y por ende, lo descuidada que fue en el ya conocido caso del asesinato del menor.
Palabras escritas sin claridad, como «situación», o los ya mencionados nombres propios de las víctimas del caso Gabriel, así como el mal uso del trazado de la ‘Y’ al llegar a emanar, según Gaona, un añoro de sentimientos y cariño que ella sola se ha encargado de perder.