Como pudimos comprobar el pasado año, el futuro ha llegado y ya disponemos de programas destinados a la colonización de Marte. Si reflexionamos un poco al respecto, observaremos que se ha invertido mucho esfuerzo en la logística del viaje espacial, se está trabajando en cómo los nuevos colonos podrán alimentarse, refugiarse y en última instancia, reproducirse para poblar el planeta.
Lo cierto es que el sexo cósmico es más complicado de lo que podríamos pensar. Absolutamente todo cambia cuando se está en el espacio, incluso la reproducción. Por desgracia para nosotros, aún estamos en pañales respecto a este tema, porque entre otras, es un hecho que nunca antes ha ocurrido, o al menos eso dice la NASA.
No todos creen las palabras de la NASA y se decantan por la posibilidad de que haya habido algún que otro encuentro amoroso a miles de kilómetros de la tierra. Desde el primer vuelo espacial lanzado en 1961, unas 558 personas han viajado al espacio.
Se rumorea que el cosmonauta ruso Valeri Polyakov tuvo un romance con su compañera Elena Kondakova durante los 437 días que permanecieron a bordo de la estación espacial Mir. Por otra parte, también en los años 90 se embarcó en una misión espacial la primera pareja casada formada por los estadounidenses Jan Davis y Mark Lee, aunque ambos niegan que se produjese ningún encuentro sexual.
Entonces, ¿cómo funciona exactamente el sexo en el espacio?
El problema de la gravedad
Uno de los problemas más evidentes que se debe superar en el espacio es la falta de gravedad. Para que las parejas consigan unirse físicamente tendrían que permanecer atadas a una pared o entre sí.
En cierta manera, este problema puede solucionarse con la ayuda de cuerdas elásticas y correas, o utilizando una prenda diseñada para facilitar esos momentos de intimidad en ambientes de ingravidez. El traje, conocido como 2suit y desarrollado por la escritora y actriz Vanna Bonta, cuenta con una especie de solapa delantera forrada con tiras que posibilitan la unión con otro 2suit.
Por otra parte, Harry Stine, un ex-técnico de la NASA y autor del libro «Life in Space», nos presenta otra alternativa para facilitar el encuentro amoroso. En su libro, Stine recuerda una simulación de sexo que practicó en un tanque de flotación, según él ex-técnico, «resultaba difícil pero posible», agregando que era mucho más fácil cuando una tercera persona se encargaba de sujetar a alguna de las otras dos para mantenerla en su lugar.
Menos es más
Otro de los principales problemas entre los astronautas son las náuseas, las cuales pueden agravarse si se practican posiciones sexuales demasiado ambiciosas.
Vanna Bonta comentó en la Convención de New Space 2006 de la Fundación Space Frontier que lo más recomendable es que las parejas dejen a un lado las acrobacias y se centren en posiciones más habituales para evitar problemas inesperados.
Imposible no mojarse
El sexo es una actividad bastante vaporosa de por sí, sin embargo, si se mantienen relaciones en gravedad cero, todo tiende a complicarse bastante. Cuando se suda en la tierra, el sudor cae por nuestro cuerpo, sin embargo cuando ocurre en un entorno sin gravedad, el sudor no tiene a donde ir.
Según el astronauta de la NASA Mike Hopkins, «el sudor se queda totalmente adherido a la piel y se va acumulando poco a poco.» Imagina que una bolsa de sudor en los ojo, ¿puede haber algo menos romántico?
Por si fuese poco, también existe el riesgo de que las bolsas de sudor salgan disparadas y terminen esparcidas por las paredes de alrededor. Por esta misma razón, cuando los astronautas practican ejercicio necesitan secarse constantemente para mantener el sudor bajo control.
Puedes hacerte una idea más clara de lo que ocurriría con el sudor y otros fluidos corporales en el espacio mirando el vídeo que te mostramos a continuación.
Conseguir una erección es un desafío
Esta cuestión tiene una explicación más que evidente. Los seres humanos experimentamos una caída en la presión arterial cuando estamos en gravedad cero, lo que significa que conseguir y mantener una erección puede ser bastante difícil, aunque no imposible.