Cada año se embotellan más de 223.000 millones de litros de agua y esta cifra continua creciendo. De hecho, en las últimas tres décadas hemos experimentado un aumento del 400% en la producción de agua embotellada.
Lo cierto es que esos números representan un problema bastante grave, sólo 1 de cada 5 botellas se recicla; es decir, miles de botellas terminan amontonadas en playas y vertederos.
Por esta razón, la forma de hacer desaparecer los envoltorios y recipientes para el agua es el objetivo que mueve a miles de personas y compañía cada día. Quizá el mejor ejemplo de esto es ‘Ooho!‘, un proyecto que ganó varios concursos europeos de innovación y que ha vuelto a hacerse popular este año.
Desde que el prototipo desarrollado por Skipping Rocks Lab de botella comestible viese la luz en el concurso de diseño de LEXUS 2014, los investigadores han seguido trabajando para convertir su invención en una realidad. Tal ha sido la acogida del público, que han conseguido recaudar más de 400.000 euros mediante crowdfunding en tan sólo unos días.
La start-up de envases sostenibles afincada en Londres pretende comercializar sus burbujas de agua a escala mundial, y para ello pretenden probarlas en los principales eventos deportivos de 2018.
Los creadores de Ooho, describen el producto como «una fruta hecha por el hombre» que usa una doble membrana comestible, creada a partir de extracto de algas marinas y capaz de contener el agua.
El envase es flexible y duradero. Si no te apetece consumirla, la burbuja se biodegrada en solo 4-6 semanas, el mismo tiempo que necesitaría una pieza de fruta. La membrana puede ser aromatizada y coloreada, y también puede usarse para almacenar otros líquidos tales como refrescos, bebidas espirituosas y cosméticos.
Lo mejor de todo es que para producir una de estas burbujas se necesitan 5 veces menos CO2 y 9 veces menos energía que una botella tradicional.
La empresa tiene como objetivo realizar algunas pruebas en eventos deportivos del Reino Unido. Solo en una maratón se pueden llegar a repartir hasta 750.000 botellas de agua, por lo que es fácil ver qué impacto tendrá la burbuja biodegradable en la producción de residuos de plástico.
Lo cierto es que, aunque el equipo de desarrollo está compuesto por multitud de químicos, ingenieros y diseñadores, la técnica que hay detrás de estas botellas no tiene nada de innovador. De hecho fue patentada por Unilever en 1946 con el objetivo de crear frutas artificiales mediante una técnica conocida como esferificación.
A poco que te entusiasme el mundo de la cocina, seguramente te suene el término esferificación. Lo que fue una técnica fallida por Unilever, se convirtió en el arma secreta de Ferrán Adriá y su equipo de El Bulli. Hoy por hoy, no hay concurso de cocina en televisión que no cuente con media docena de esferificaciones en cada programa.
Aunque se trata de una técnica bastante sofisticada, lo cierto es que resulta bastante sencilla puesto que solo se necesitan a penas dos componentes: alginato sódico, un espesante natural (E-401) procedente de las algas, y cloruro cálcico (E-509).
Cuando estos dos compuestos se combinan, se inicia una reacción que produce una pared gelificada bastante sólida capaz de conservar líquido en su interior. Resulta tan sencillo que lo podéis hacer en vuestra propia casa.
¿La idea? Súper atractiva. ¿Su potencial? Bastante limitado.
Aunque resulta un proyecto muy atractivo y vistoso, siendo realistas, es bastante complicado que llegue a impactar en el monopolio del agua embotellada.
El problema más grande de este tipo de botella es, principalmente, logístico. No sólo es que se degrade a los pocos días, sino que para poder sostener un ciclo industrial sobre este diseño se sigue necesitando plástico (aunque sea film transparente).
Y, aun así, más allá de la curiosidad, resulta difícil imaginar que la gente llegue a apostar por este sistema en lugar de la tradicional botella de plástico. Quizá pueda tener cierto futuro como sustituto de los vasos de agua, pero para revolucionar la industria del agua embotellada se necesita algo más que esferificaciones.