Dentro de todas las parafilias que existen, la autonepiofilia es una de las más extrañas. Se caracteriza porque el individuo que la padece tiene la necesidad de vestirse y actuar con ropa de bebé con la intención de ser tratado como tal. Este comportamiento sexual también es conocido como «trastorno del bebé adulto o amante del pañal«.
Aunque pueda parecer bastante extraña, no estamos ante una tendencia nueva. De hecho, en el Reino Unido hace tiempo que adquirió bastante popularidad, motivo por el cual allí se encuentra una de las mayores comunidades de ‘bebés adultos’ o ABDL (Adult Baby Diaper Lover). Se estima que a 1 de cada 1000 habitantes le gusta sentirse bebé.
«Gugu tata»
Al parecer, la mayoría de ‘bebés adultos’ suelen ser hombres heterosexuales que cuentan con una pareja estable y se relacionan en un círculo social normal y corriente.
No existe un solo arquetipo de infantilismo. Algunos fantasean con estar libres de responsabilidades, otros actúan de manera que a veces resultaría difícil diferenciarlos de un bebé, mientras que otros lo hacen de manera que quienes se cruzan con ellos ni siquiera lo notarían.
No es pedofilia
Al contrario de lo que la mayoría de las personas piensa cuando oyen hablar de esta parafilia, la auronepiofilia no tiene nada que ver con la pedofilia. Es importante aclarar que los ‘bebés adultos’ no sienten ningún tipo de atracción por los menores de edad, únicamente se sienten bien comportándose como tales.
Además, la excitación relacionada por ser tratados como bebés no es algo que experimenten todos los ABDL. Para algunas simplemente es cómo les gusta sentirse, sin tener relación con el terreno sexual, aunque también hay otras que sí lo relacionan.
¿Dónde está mi mamá?
Como es de esperar, la mayor fantasía para un ‘bebé adulto’ es la de encontrar una mamá que lo quiera y lo cuide tal y como es. P
or desgracia para ellos, la comunidad ABDL es aún demasiado pequeña como para encontrar una madre que satisfaga sus necesidades. En este sentido, lo más común es contratar a una prostituta que quiera hacer el rol de mamá.
No es demasiado difícil realizar una búsqueda rápida en internet y encontrar varias prostitutas dispuestas a hacer de madres. Ofrecen servicios como cambiar los pañales, jugar, alimentar a base de potitos y poner talco en el culito.
Lucía, una brasileña que cobra 85 euros la hora contaba: «He tenido clientes desde los 20 hasta los 70 años, pero el ritual es casi siempre el mismo. Yo les limpio, les pongo polvos de talco, les cambio los pañales, les doy el biberón con leche materna y los acuno. Pero el momento cumbre siempre llega cuando los masturbo».
Una vida en secreto
Como ocurre con cualquier tipo de fetichismo que se sale de la ‘norma’, el momento más difícil en la vida de los ‘bebés adultos’ es cuando deciden revelar su parafilia a sus parejas por miedo al rechazo.
En este sentido, el mundo virtual juega un papel importantísimo a la hora de hacer que estas personas no sientan que están solas. La red está ayudando bastante a normalizar comportamientos poco habituales y a abrir canales de comunicación entre personas que comparten gustos.