«No llores, no es para tanto” y otras frases que hacen más difícil superar la depresión y la ansiedad

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Todos hemos pasado por épocas malas, momentos en los que emocionalmente se nos viene el mundo encima por una razón que ni siquiera conocemos. No importan cuáles sean las circunstancias que lo ocasiona, lo que importa es que nos sentimos mal y no ha sido por elección propia.

Sufrir ansiedad o depresión nos convierte a la persona en alguien débil o inferior. De igual forma, no quiere decir que sea emocionalmente inestable o que no esté capacitada para la vida diaria como cualquier persona «normal».

Los problemas emocionales no funcionan así. Nadie elige sentirse mal por voluntad propia. De hecho, podríamos decir que representarían la lucha ante los problemas personales, situaciones dolorosas, malas experiencias e incertidumbre que se acumulan y continuamente afligen a la persona que intenta superarlos.

«La depresión y la ansiedad no son elecciones personales»

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Photographee.eu/Shutterstock

Nadie está a salvo de las garras de la depresión y la ansiedad. Un buen día te despiertas y te das cuenta de que todo el mundo se vuelve gris, ya no hay nada que te motive a levantarte de la cama, o por alguna razón sientes una tristeza o irritabilidad incontrolables.

De igual forma, en cualquier momento podemos notar como nuestra respiración se acelera, y comenzamos a sentir miedo por todo lo que nos rodea.

De repente, nos sentimos muy pequeñitos respecto a cualquier decisión que pueda surgir en nuestra «fácil y sencilla» vida cotidiana. Sin saber muy bien por qué, nos sentimos vencidos ante las circunstancias, sin fuerza y sin ganas de nada.

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TZIDO SUN/Shutterstock

Las idas y venidas repentinas de este estado nos confunden, pues no acertamos a saber qué pasa ni por qué está sucediendo, y en consecuencia, nos sumimos en un estado de ánimo ansioso o depresivo que poco a poco nos lleva a recluirnos en nuestra casa, a perder el contacto con las personas que nos importan y a que perdamos el interés por actividades que antes nos entusiasmaban.

En ese momento nos parece imposible salir de ese profundo pozo de amargura en el que hemos caído. Es entonces cuando resulta imprescindible que demos uno de los pasos más importantes: pedir apoyo psicológico para equilibrar nuestro estado emocional y «curar» nuestros pensamientos.

La relación que tenemos con las personas del entorno cambia y se vuelve en nuestra contra justamente cuando necesitamos más cariño y comprensión. Como no es ninguna situación cómoda para nadie, las críticas y comentarios desacertados que solo empeoran nuestro dolor son bastante habituales.

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Frases como, «Ya eres mayor para estar así», «Déjate de cuentos y espabila», «Estás así porque quieres», «No llores, no es para tanto” solo alimenta aún más el sentimiento de inferioridad y apatía que genera la ansiedad.

Esta situación hace que entremos en un bucle continuo que nos empuja a vivir de la inercia y nos aislemos aún más, fortaleciendo así el círculo vicioso que nos empuja a caer en esta trampa.

Desgraciadamente, los problemas psicológicos y emocionales gozan de muy poca consideración en nuestra sociedad. Del mismo modo que no se nos ocurriría ignorar una herida abierta o un dolor de cabeza, no podemos obviar el dolor psicológico.

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En lugar de eso, debemos asumirlos y tratarlos. Debemos darle la importancia que se merece a nuestras heridas emocionales, porque el malestar psicológico requiere de una cura, de un trabajo y de un apoyo imprescindibles para sanarse.

No podemos confiar en que el tiempo curará todos nuestros problemas porque corremos el riesgo de que nunca suceda. Ojalá pudiésemos decidir si queremos disfrutar de cada minuto que nos ofrece la vida en lugar de lamentar cada minuto de nuestra existencia, pero por desgracia, es una decisión que no depende de nosotros.

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Cuanto antes entendamos esto, antes aprenderemos a cuidarnos como merecemos y a no menospreciar las emociones y los problemas que encontramos mientras experimentamos nuestro mundo.

Si conoces a alguien que está atravesando por un mal momento, ¡apóyalo, motívalo y aliéntalo! Todos necesitamos sentirnos queridos, sentir que le importamos a alguien y sentir que no estamos solos.

Fuente: Lamenteesmaravillosa
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