El accidente de Audra que muestra las terribles consecuencias de poner los pies en el salpicadero

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Hablar por teléfono mientras conduces, con unas copas de más o revisar el móvil al volante, son algunas de las cosas que todos ya tenemos claras que no se deben hacer en el coche; pero no solo el conductor tiene que ser consciente y consecuente con el coche, el resto de pasajeros corren el mismo peligro ante un accidente y tienen que tenerlo en cuenta.

Llevar siempre el cinturón puesto, por suerte, se ha convertido en una costumbre extendida entre todos los usuarios del coche, pero aún hay otros malos hábitos por erradicar.

Las consecuencias de llevar los pies en el salpicadero

Audra Tatum y su marido estaban acostumbrados a cargar su coche con los 3 niños y todas sus pertenencias. Lo tenían incluso mecanizado, niño, sillita, cinturón. Un ritual que se repetía cada vez que los llevaban al colegio o a las actividades extra-escolares.

Otra costumbre que se repetía y sacaba de quicio al marido de Audra era como esta, sistemáticamente, colocaba sus pies sobre el salpicadero.

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«Toda mi vida he viajado con los pies en el salpicadero. Mi marido siempre me dice que el día que pase algo, me voy a romper las piernas«.

Audra estaba segura que sería capaz de reaccionar a tiempo ante un accidente y bajar sus piernas. El 2 de agosto de 2015, aprendió la lección de la peor forma. Mientras viajaban a casa de sus padres, a tan solo 6km, un coche se cruzó frente al suyo y chocaron de lleno contra él.

El golpe no fue muy fuerte y todos los ocupantes salieron ilesos con un par de rasguños. Todos menos Audra, que acabo con el fémur, rodilla, brazo y nariz rota. Fue incapaz de andar durante un mes y tardó más de dos años en recuperarse del todo.

Ahora Audra quiere convertir su historia en un mensaje para todos aquellos que, como ella, no le daban importancia a colocar las piernas sobre el salpicadero. «No quieres una vida como está» no para de repetir, «No quieres vivir con un dolor diario para el resto de tu vida».

Los coches nos ayudan en muchas maneras, pero hay que tenerles el respeto que se merecen. Audra aprendió de la forma más difícil, toma nota y evita cometer sus mismos errores. Compartiendo su historia conseguirás que muchos salgan ilesos de un accidente.

Fuente: rd
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