Misofonía, la enfermedad que nos vuelve locos al escuchar ruidos que nos sacan de quicio

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Si eres de lo que no aguanta el sonido que hace un compañero de trabajo cuando no para de hacer «clic» con su bolígrafo o hace ruiditos con el pie a causa de un movimiento nervioso, debes saber que no, no es que seas hipersensible y no estás solo en esto.

Unos neurólogos de Reino Unido han detectado cambios físicos en el cerebro de las personas que sufren este tipo de ira relacionada con el sonido, aunque todavía está por verse si estos cambios son la causa o el resultado del problema.

El término técnico que hace referencia al trastorno que produce la irritación o la rabia desencadenada por un ruido se conoce como misofonía o sensibilidad selectiva al sonido.

Las personas que lo sufren experimentan emociones negativas incontrolables e intensas si escuchan ciertos ruidos repetitivos como masticar, hacer clic con un bolígrafo o dar golpecitos con el pie.

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Aunque muchas personas se han quejado de estos síntomas durante mucho tiempo, se trata de un concepto relativamente nuevo para la comunidad médica.

Para aquellos que nunca han experimentado misofonía, puede sonar una estupidez, que es de hecho como muchos médicos han concluido. Sin embargo, hay quienes lo han categorizado como una forma de ansiedad o trastorno obsesivo-compulsivo.

La idea de que el problema pudiese tener un origen neurológico en lugar de psicológico es lo que llevó al equipo de neurólogos a iniciar su investigación. Para la misma, los expertos reclutaron a 20 adultos británicos con misofonía y a otros 22 sin este trastorno. A ambos grupos le pidieron que rellenasen unos cuestionarios para evaluar sus respuestas a diferentes ruidos.

A continuación, pusieron a cada participante dentro de una máquina de resonancia magnética (fMRI) e hicieron que escuchara una serie de ruidos entre los que se incluían sonidos agradables como el silbido del viento o la lluvia, y el universalmente desagradable bebé llorando o alguien gritando.

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Como sospechaban los investigadores, los resultados de los dos grupos fueron muy diferentes. Las personas con misofonía tenían más mielina (capa gruesa alrededor de los axones neuronales que permite la transmisión de los impulsos nerviosos a distancias relativamente largas gracias a su efecto aislante) en la zona de la corteza prefrontal.

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Por otra parte, también mostraron conexiones anormales entre la corteza prefrontal y la corteza insular anterior, la cual está involucrada en el procesamiento de información y las emociones.

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Oír ruidos desagradables causó un aumento en la actividad en ambas cortezas en las personas con misofonía, además de generar estrés, aumentar sus ritmos cardíacos y la sudoración. Por el contrario, las personas que no sufrían este trastorno solo mostraron un aumento de la actividad en la corteza prefrontal.

El investigador principal Sukhbinder Kumar, neurocientífico en la Universidad de Newcastle y el University College de Londres, afirma que la investigación de su equipo debe tranquilizar a la gente que sufre este trastorno y hacer que muchos doctores realmente crean en la existencia de esta condición.

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«Los pacientes con misofonía mostraron unos rasgos clínicos sorprendentemente similares, sin embargo, el síndrome no se reconoce en ninguno de los esquemas actuales de diagnóstico clínico», decía Kumar en un comunicado.

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Fuente: Mentalfloss, Eurekalert, Cell
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