Todo lo que sabíamos del planeta Júpiter era mentira

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«Solo sé que no sé nada», Sócrates no pudo estar más acertado cuando pronunció esa frase. A pesar de ser una afirmación tan popular, a veces se nos olvida e incluso llegamos a caer en el error de pensar que lo sabemos todo.

Sin embargo, en esas ocasiones, la madre naturaleza siempre está ahí para darnos dos tazas de realidad y mostrarnos todo lo que nos queda por aprender.

Desde que la sonda espacial Juno iniciase su viaje hace 6 años, los científicos han tenido la oportunidad de estudiar los datos obtenidos para descubrir que prácticamente todo lo que creían saber sobre el interior de Júpiter era erróneo.

«Los datos obtenidos hace que volvamos a plantearnos no solo cómo funcionan los planetas gigantes de nuestro sistema solar, sino de todos los planetas de la galaxia«, decía Scott Bolton, investigador principal del programa Juno.

¿Cómo es el planeta Júpiter en realidad?

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NASA’s Goddard Space Flight Center. Video and images courtesy of NASA/JPL

Después de que fuese enviada al espacio en 2011 y alcanzase la órbita de Júpiter el 4 de julio de 2016, la sonda espacial Juno se convirtió en la primera nave espacial capaz de proporcionar a los científicos una visión real de los polos del planeta. Para sorpresa de todos, lo que la sonda mostró no tiene nada que ver con lo que esperaban.

«Los polos de Júpiter no tienen nada que ver con su ecuador».
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NASA/JPL-CALTECH/SWRI/MSSS/BETSY ASHER HALL/GERVASIO ROBLESNASA/JPL-Caltech/SwRI/MSSS/Betsy Asher Hall/Gervasio Robles

Las imágenes revelan que las famosas bandas blancas y ocres de Júpiter no continúan hasta sus dos polos. En realidad, los extremos de ambos hemisferios se caracterizan por tener un ambiente caótico lleno ciclones de un tono azulado.

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El mecanismo que originas estas corrientes gaseosas resulta todavía desconocido al igual que su estabilidad. A medida que la sonda repita sus visitas a los polos conforme avance la misión Juno, nuevos datos sobre la evolución de los ciclones podrán responder a algunas de estas preguntas.

Otro hecho que sorprendió a la comunidad científica fue que los polos tampoco son idénticos. «El hecho de que los polos norte y sur no se parezcan entre sí es otro rompecabezas para nosotros», comentaba Bolton.

La intensa presión comprime el hidrógeno hasta convertirlo en un fluido metálico

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Los científicos teorizan sobre la posibilidad de que un posible núcleo interno de «roca» se encuentre rodeado de hidrógeno metálico y una envolvente exterior de hidrógeno molecular, todo escondido bajo nubes visibles. NASA/JPL-Caltech/SwRI

Bolton explicaba que el objetivo principal de Juno era el de «mirar» el interior de Júpiter mediante prácticamente todas las técnicas que conocemos. La sonda contiene un instrumento llamado radiómetro de microondas para ver a través de las nubes del planeta y recopilar datos sobre la dinámica y composición de su atmósfera profunda. Hasta ahora, los datos son desconcertantes y totalmente inesperados.

La mayoría de los científicos creían que justo debajo de las nubes, la atmósfera de Júpiter estaba correctamente mezclada. Sin embargo, gracias al programa Juno se ha descubierto todo lo contrario: que los niveles de amoníaco varían enormemente y que la estructura de la atmósfera no coincide con los cinturones que pueden verse desde el exterior.

NASA/JPL

Los científicos todavía desconocen si Júpiter tiene un núcleo, o, en el caso de que lo tuviera, cuál sería su composición. Actualmente los expertos piensan que en el interior del gigante gaseoso la presión es tan alta que el hidrógeno se ha convertido en un fluido metálico.

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Para que te hagas una idea, la presión en la superficie de la Tierra es de un bar mientras que en Júpiter es de 2 millones. En el núcleo la presión aumentaría hasta alcanzar unos 40 millones de bars.

Los científicos intuyen que el movimiento de este fluido metálico sería el responsable del campo magnético del planeta. Con la ayuda de la sonda espacial, los científicos podrán estudiar la magnetoesfera para conocer más datos acerca del tamaño, densidad o existencia de un núcleo sólido rocoso del planeta.

La magnetosfera de Júpiter es la segunda estructura más grande del sistema solar solo detrás de la heliosfera (área total bajo la influencia del viento solar y su campo magnético). Por ahora, los científicos están desconcertados por la fuerza del campo magnético.

«Lo único que hemos comprobado es que el campo magnético es más fuerte donde esperábamos que fuese fuerte, y más débil donde esperábamos que fuese débil», decía Jack Connerney, investigador principal adjunto del programa Juno.

janez volmajer/Shutterstock

Por otra parte, también se han realizado nuevos hallazgos sobre las auroras de Júpiter. En nuestro caso, las auroras terrestres son generadas por el Sol, más concretamente, son el resultado de la interacción de los vientos solares y la magnetosfera de la Tierra.

Sin embargo, las auroras de Júpiter tienen una naturaleza diferente ya que están relacionadas con la rotación del planeta. Mediante la sonda Juno, los científicos han podido medir el campo magnético y las partículas cargadas que causan las auroras. Además, por primera vez en la historia se han podido observar las auroras de la zona meridional.

Aunque las causas son todavía desconocidas, las auroras de Júpiter levantan preguntas sobre la forma en que Júpiter interactúa con su entorno espacial.

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NASA/SWRI/MSSS/Gerald Eichstädt/Seán Doran

La comprensión de Júpiter es esencial para entender no sólo cómo se formó nuestro sistema solar, sino también cómo se desarrollan y operan los nuevos sistemas que se están descubriendo alrededor de las estrellas. El siguiente acercamiento a Júpiter tendrá lugar el 11 de julio, cuando Juno vuele directamente sobre la famosa Gran Mancha Roja. Los científicos esperan aprender más acerca de su profundidad, acción y detonantes.

La aeronave tiene programado realizar 33 órbitas polares de Júpiter, cada una con una duración de 53,5 días. Hasta ahora, sólo ha completado cinco. La misión principal de la nave espacial finalizará el próximo año, momento en el que la NASA tendrá que decidir si puede prolongar la misión o si por el contrario debe destruir la sonda enviándola hasta el corazón de Júpiter.

Tendremos que esperar hasta el final de la misión para hacer intentar comprender cómo funciona el gigante gaseoso. «Esto es lo emocionante de la exploración: ir a un lugar desconocido y aprender cómo funciona. Juno es la herramienta perfecta para esto. Tenemos los instrumentos adecuados y tenemos la órbita correcta. Vamos a ganar a esta bestia y a aprender cómo funciona», añadía Bolton.

Una vez más debemos dejar a un lado nuestras pretensiones y asumir nuestro desconocimiento. Resulta terrorífico a la vez que fascinante descubrir todo lo que nos aguarda en el universo y la de cosas que nos quedan aún por aprender. Esperaremos más avances de la misión Juno para conocer más novedades.

Fuente: Mentalfloss
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