La impactante historia de Williams, el coronel de éxito que echó por tierra su futuro por un extraño fetiche

¿Puede el estatus social reemplazar el deseo de violar y asesinar de los asesinos en serie? ¿Puede la aceptación social y la riqueza acallar la obsesión por degradar y privar de la vida? Rotundamente, no.

Nada podía irle mejor al Coronel David Russell Williams, un militar de la Fuerza Aérea Canadiense condecorado con una carrera brillante y un futuro aún más prometedor, cuando decidió tirar toda su vida por la borda.

{keyword}Durante sus mejores momentos en el ejército, el coronel Williams incluso llegó a dirigir el aeródromo militar más grande de Canadá y pilotó para grandes personalidades como la Reina de Inglaterra o el Gobernador General de Canadá.

Sin embargo, en 2010 la fama del Coronel Williams aumentaría de forma exponencial y no precisamente por sus hazañas militares. Ese mismo año, todas sus condecoraciones y reconocimientos serían olvidados por el mundo tras conocer el inimaginable secreto que lo convertiría en la vergüenza de toda una nación.

El monstruo de temperamento militar

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Las primeras víctimas del trastorno de Willian fueron una familia que vivía a pocos metros de su casa de campo. En aquella ocasión, el coronel asaltó la casa para fotografiarse desnudo mientras se masturbaba con las medias de la hija de 12 años de sus vecinos.

Con los años, este comportamiento acabaría convirtiéndose en un patrón. Williams entraba en casas y robaba prendas íntimas (a veces de niñas de tan solo nueve años) con las que se vestía y masturbaba.

Los deseos perversos de Williams eran demasiado intensos para mantenerlos bajo control. A pesar de su sangre fría, dejó que lo superaran y degenerasen en una repugnante necesidad de violar y asesinar.

«Me veo mejor que cualquiera de esas perras«, susurró Russell mientras se admiraba en un espejo llevando la ropa interior que había robado de uno de los armarios de sus víctimas.

{keyword}Entre los meses de septiembre de 2007 y noviembre de 2009, Williams llegó a cometer un total de 82 allanamientos en 48 hogares diferentes de la región de Tweed-Belleville y Ottawa. La mayoría pasaron desapercibidos y, por tanto, no fueron denunciados a la policía.

Con el tiempo, la obsesión de Williams pedía más estímulos y más riesgos. Así fue como en la madrugada del 17 de septiembre Williams entró en casa de una mujer de 21 años mientras dormía para someterla y abusar de ella sexualmente sin llegar a penetrarla. Luego cogió varias prendas de ropa interior y una manta de bebé y huyó.

Los asaltos a mujeres se fueron sucediendo hasta que el 24 de noviembre de 2009, Williams entró en la casa de la cabo Marie-France Comeau, para violarla varias veces mientras se grababa. A pesar de que la mujer rogó que la dejara vivir, Williams le tapó la nariz con cinta adhesiva y la asfixió.

Aquella experiencia debió satisfacer al coronel pues apenas dos meses después, decidió repetir la historia. En esta ocasión, la víctima sería Jessica Lloyd, una joven de 27 años que, como explicaría Williams más tarde, la eligió a ella porque simplemente le había parecido «mona».

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Para desgracia de Williams, durante aquel encuentro dejó las evidencias que lo llevarían hasta la policía, quien ya le seguía la pista desde hacía bastante tiempo.

La primera vez que pisa la sala de interrogatorios de la comisaría de policía de Ottawa, Williams desprende la seguridad de un hombre acostumbrado a impartir órdenes. Charla con el detective sargento Smyth mientras masca chicle despreocupadamente, como quien no tiene la menor preocupación y está dispuesto a colaborar en lo que haga falta.

Williams mantuvo esta falsa fachada hasta que el sargento Smyth le mostró todas las pruebas que lo incriminaban con los asesinatos. Después de eso, al violador se le vino el mundo encima y confesó todos sus crímenes.

En septiembre de 2010, William fue declarado culpable de todos los cargos que se le imputaban y sentenciado a dos cadenas perpetuas. Su mujer, que se consideró a sí misma una víctima más, se divorció de él.

¿Cómo pudo una persona con un perfil tan público llevar una doble vida durante tanto tiempo?

{keyword}Según los psicólogos, William no era un psicópata normal y corriente, era algo peor aún. A pesar de su violencia y perversión, el coronel contaba con la capacidad de controlar sus impulsos para evitar ser detectado.

A diferencia de los psicópatas, cuya falta de autocontrol facilita relativamente su captura a la policía, Williams actuaba con claridad de mente y discreción cuando era necesario.

Las personas como Williams son capaces de cambiar su conducta de forma que no llamen la atención de las autoridades. Pueden contenerse y esperar una ocasión más oportuna en función del equilibrio entre su impulso sexual y su autocontrol.

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Williams ha sido relevado con deshonor de sus obligaciones militares, despojado de su rango, sus medallas, uniformes y estatus de oficial. Sin embargo, Williams continuará recibiendo una pensión. De risa, ¿no crees?

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Fuente: ABC, Wikipedia