Te voy a poner en situación:
Tenía 15 años, acababa de terminar el curso y un amigo celebraba su cumpleaños. Lo hacía todos los años y siempre deseábamos que llegase ese día para darle la bienvenida al verano. Lo celebraba en casa de sus abuelos, que tenía una enorme piscina y un jardín gigantesco.
Como siempre, mi madre me obligó a embadurnarme en protector solar de FPS 50 antes de salir de casa y, durante el cumpleaños, me llamaba cada dos horas para que me lo aplicase de nuevo. Lo cierto es que ese día el sol abrasaba y yo también lo veía necesario.
Pasamos todo el día de la piscina a la tumbona y de la tumbona a la piscina, cantamos, reímos, bailamos, jugamos a todo tipo de juegos y, cuando quise darme cuenta, ya eran las 20:00 y llegaba el momento de despedirme. Cuando llegué a casa a mi madre se le descompuso la cara. Estaba roja, me había quemado casi todo el cuerpo, sobre todo los hombros.
No entendíamos cómo había podido pasar si me había estado aplicado el protector constantemente. Entonces mi madre agarró la crema y miró la fecha de caducidad. Había pasado más de un año desde que compramos ese protector y ya no hacía efecto, por lo tanto, me quemé.
Esa noche apenas pude dormir, me dolía hasta el roce de las sábanas y, durante los tres días posteriores, tuve que ir con vestidos sueltos porque no podía ponerme nada más. Era un dolor que no le deseo a nadie.
A día de hoy, soy muy consciente de lo importante que es comprar un protector nuevo cada año, aunque sobre más de la mitad del que compré el año anterior, es mejor invertir en comprar otro que maltratar tu piel de esa manera.
No solo es el daño que producen las quemaduras cuando alguien o algo te roza lo más mínimo, sino que va mucho más allá. Las quemaduras solares aumentan en gran medida el riesgo de sufrir cáncer de piel, uno de los más comunes hoy en día.
Uno de los motivos por los que tantas personas se queman con tanta frecuencia es porque están mentalizadas de que «si no me protejo me pondré moreno más rápido». Este es un error abismal. Hay una gran cantidad de maneras de potenciar el moreno que no implican proteger menos la piel.
Consejos para potenciar el moreno
1- Exfolia la piel
El día antes o al menos unas horas antes de tomar el sol, exfóliate la piel. De esta manera eliminarás todas las células muertas de la piel y tu moreno durará más. Si no lo haces, la capa de piel que se te pondrá morena será la más superficial, que, una vez que te exfolies, se te irá «cayendo».
2- Hidrata la piel
Mantener la piel hidratada es importantísimo no solo para potenciar el moreno sino para que la piel no se te vuelva áspera y rugosa. El sol tiende a envejecer la piel, y, si no la hidratas, te aparecerán arrugas con mayor facilidad.
3- Consume alimentos ricos en betacarotenos
La mayoría de frutas y verduras amarillas o naranjas contienen muchos betacarotenos, aunque los pimientos, las espinacas o el kale también contienen este carotenoide. Es una de las mejores fuentes de vitamina A y te ayudará a broncearte más rápido y a que el moreno te dure más. Los zumos de zanahoria serán tu gran aliado este verano.
4- Protégete siempre
Aplicarte un protector solar con FPS mínimo de 30 es imprescindible cada vez que sales de casa, aunque no vayas a tomar el sol. Además, es importante que te lo apliques cada dos horas si sigues bajo la exposición solar. Si te quemas, la piel de esa zona se te secará y te despellejarás, por lo tanto, esa capa de piel que tenías morena se te irá y tendrás que volver a empezar. Además, como hemos mencionado antes, es esencial para cuidarla y prevenir el cáncer de piel.
¿Qué hacer cuando ya te has quemado?
Si has puesto en práctica todos los consejos antes mencionados y aún así te has quemado. Aplícate Aloe Vera en la zona afectada en cuento puedas. El gel contenido en las hojas de esta planta te ayudará a regenerar la piel, a hidratarla y evitará que te despellejes con tanta facilidad.
Si las quemaduras son muy graves, acude al médico para que te recete un tratamiento adecuado a tu caso.
Ten en cuenta
Si el protector que has comprado no trae fecha de caducidad, apunta en el envase el día que lo compraste. A partir de entonces podrás utilizarlo durante un año, en cuanto cumpla un año, tíralo a la basura. Debes saber que si lo guardas en un lugar caliente, se degradarán sus ingredientes clave, por lo tanto, si se te ha olvidado sacarlo del coche y este estaba al sol, deshazte de él y compra un protector nuevo. Si la crema se ha vuelto demasiado espesa o granulosa, quiere decir que ya no está en condiciones de ser utilizada.
Es cierto que a nadie nos gusta estar gastándonos el dinero continuamente en protectores solares, por lo tanto lo mejor es que lo cuides muy bien para que al menos te dure en perfectas condiciones todo el año.