8 Cosas que todos deberíamos hacer cuando perdemos a un ser querido

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Cuanto pierdes a alguien, una parte de ti se queda atrapada en un mismo instante del tiempo para siempre. A veces la causa de ese estancamiento no es el propio dolor en sí, sino el hecho de que ni siquiera terminas de reconocer que has perdido algo y que necesitas llorar su pérdida.

El dolor es una palabra que se usa indistintamente a la hora de hablar sobre el duelo aunque no necesariamente tiene que estar relacionado exclusivamente con la muerte física de una persona.

Algunos duelos necesitan años para poder ser superados, otros necesitan algunos meses de reflexión y algunos otros solo necesitan un momento de reconocimiento profundo.

Por eso es tan importante hablar del duelo y el luto

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El dolor no es algo que se experimente de inmediato, siempre aparece con cierto retraso: «Espera, ¿qué acaba de suceder?»

Tampoco es un proceso lineal. En un momento puedes sentir que acabas de superar por completo alguna situación difícil, y cuando menos te lo esperas te vuelve a explotar en la cara.

Esto se debe a que el dolor es mentiroso, imponente y exige ser experimentado. Incluso si eres capaz de evitarlo todo el día, este vuelve a ti durante el sueño. Está esperando en lo más profundo de tu corazón a que tengas un momento de debilidad para aparecer.

Zivica Kerkez / Shutterstock

El dolor no dice: «Ya he estado el tiempo suficiente, creo que es hora de que me vaya.» No. La pena se va al corazón y roba toda su energía. Aún así, el dolor no es una fuerza maligna que sólo está para causar malestar, el dolor es un sentimiento más profundo, una verdad sobre tu vida que te muestra lo que valoras y lo que necesitas. Tal vez te ayude a conocer lo mucho que querías algo, lo mucho que te importa alguien…

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Como contaba maravillosamente Mark Nepo: «El dolor fue necesario para saber la verdad, pero no tenemos que mantener vivo el dolor para mantener viva la verdad.»

La gente puede estar afligida y desconsolada por algo y ni siquiera lo sabe. Existen muchas razones por las que podríamos estar sufriendo:

  • Una ruptura
  • La venta de la casa de tu infancia
  • La pérdida de una persona
  • La existencia de una persona que conscientemente decide desaparecer de tu vida
  • La pérdida de un sueño
  • Un divorcio
  • Amar a alguien que es autodestructivo
  • La pérdida de una mascota
  • El fin de una amistad

El proceso de aflicción

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Todo duelo comienza con la negación, y en realidad, es algo bueno que sea así.

Podríamos decir que la negación es uno de los tantos mecanismos de defensas que tenemos para protegernos. La negación entra en acción cuando nos enfrentamos a un sentimiento tan abrumador que sería demasiado duro experimentarlo todo a la vez. Idealmente, la negación se desvanece lentamente para dar paso al dolor de forma gradual (idealmente).

En algunas ocasiones nos tragamos el dolor para no prestarle atención hasta que este aparece en un momento de debilidad. Con cada una de sus apariciones nos volvemos más débiles y propiciamos que vuelva a aparecer con más fuerza.

Esa es la forma más común de permanecer atrapado en el dolor. Muchas personas se quedan atrapadas en ese camino.

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¿Hay un camino mejor?

La respuesta es sí. Si te ves con fuerza para escapar del desorientador y vertiginoso lazo de la pena, aquí hay cuatro cosas que debes intentar:

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1- Entender

Entender que tu corazón está roto, aunque no sea visible para los demás. Ten en cuenta que no hay una «manera correcta» de llevar la pena y que el duelo no es un proceso lineal.

Sólo porque hayan pasado 6 meses, 4 años, 15 años, lo que sea, no tiene que haber desaparecido tu dolor. El contador se pone en marcha cuando comienzas a reconocer tu dolor. En otras palabras, cuando realmente comienzas a afrontar lo que pasó (o tal vez lo que nunca sucedió).

Comprender y reconocer el dolor son los primeros pasos para transformarlo.

{keyword}2- Reconocer

Antes de que puedas afligirte, tienes que reconocer que necesitas hacerlo. Algo ocurrió que te causó pesar.

3- Sentir

Tienes que sentir la pérdida (así como toda la ira, tristeza, amargura, compasión o cualquier otro sentimiento que despierte tu pérdida). Parece contradictorio pero es necesario sentir el duelo para poder dejarlo ir.

Tienes que recogerlo, sostenerlo, sentir el peso de él en tus manos, en tu corazón y dentro de tu vida. Tienes que sentir toda la pérdida. Sentir e identificar las emociones que surgen durante el momento de dificultad permitirá que puedas superar tu dolor.

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4- Seguir hacia delante

La sensación de dolor puede persistir durante tanto tiempo que casi se hace amigo de la pena.

El dolor se vuelve extrañamente calmante en su familiaridad. Luchar contra el dolor significa dejar ir esta familiaridad y moverse hacia algo menos predecible, lo cual es aterrador.

Aún así, si quieres abordar tu problema, tienes que dirigirte directamente al epicentro de tu dolor. Allí (y sólo allí) encontrarás la puerta a las imprevisibles piezas de la vida que te están esperando pacientemente para volver a ser feliz.

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Así que:

  • Entiende que tu corazón está roto.
  • Reconocer por qué está roto.
  • Siente el dolor.
  • Ve hasta el fondo del problema, ya que es el único camino hacia la libertad.

Recuerda, el dolor que estás experimentando es tuyo, y puedes llevarlo contigo el tiempo que quieras. Déjalo solo cuando te sientas listo. Y si nunca te sientes listo, está bien. Si te sientes preparado para superarlo, busca la ayuda de familiares, amigos o profesionales. Navegar a través de la pena es difícil y peligroso. No tienes por qué hacerlo solo.

¡Compártelo con todos tus amigos!

Fuente: ThriveglobalImagen de portada: jorisvo / Shutterstock
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