Disfrutar de una vida sexual plena es importante para el crecimiento personal de cada persona, por lo que habría que hacerlo sin ningún tipo de complejo o tabúes. A veces puede ser difícil puesto que hay muchos que aún tienen pensamientos del pasado y piensen que se trata de una actividad reservada únicamente a aquellas personas que tienen pareja estable.
El gran problema que experimenta buena parte de las personas que practica sexo casual, no son los prejuicios, sino el sentimiento de apego que surge justo después de una noche de sexo.
Aunque hay quienes solo piensan en salir pitando cuando despiertan en la casa de un desconocido, hay quienes sienten una atracción involuntaria hacia sus parejas casuales sin importar el tipo de conexión que pueda haber entre ellos.
¿El sexo crea atracción entre las personas?
Si seguimos el razonamiento más lógico, podríamos pensar que el sexo surge como consecuencia de la atracción y el enamoramiento, sin embargo, la ciencia demuestra que ocurre exactamente lo contrario.
Según un estudio realizado por la bióloga y antropóloga Helen Fisher especializada en la investigación sobre los orígenes del amor desde la ciencia, el sexo funciona como un mecanismo que perpetúa la especie y genera un vínculo de fidelidad y pertenencia a través de dos hormonas: la vasopresina y la oxitocina.
Según Fisher, estas dos hormonas son las verdaderas responsables del amor.
Tras analizar a una especie de roedores de campo que presentan comportamientos monogámicos y de atracción similares a los del ser humano, Fisher pudo concluir que las actividades que estimulan la vasopresina y oxitocina en los mamíferos, son las responsables de que nos enamoremos de alguien tras una noche de sexo, incluso aunque esta no fuese memorable.
Estas hormonas inducen un subidón de adrenalina similar al que causa el consumo de cocaína, el cual provoca empatía y atracción sobre la pareja sexual. Podríamos decir que es algo así como un cóctel de neurotransmisores que generan la reacción química responsables de que sintamos amor.
¿Cómo podemos evitar enamorarnos de alguien?
La acción principal y más importante que debemos evitar para frenar la estimulación de estas dos hormonas durante el sexo es omitir cualquier contacto visual. Como habrás podido comprobar, el sexo provoca conexiones íntimas e intensas casi involuntarias cuando se hace cara a cara. Y no solo eso, mirar a alguien atractivo durante una relación sexual potencia los niveles de oxitocina.
En el caso de los mamíferos, la estimulación del pecho y los pezones femeninos es otra actividad que debemos evitar. Esta parte del cuerpo es la mayor responsable de la producción de oxitocina en las mujeres.
La fijación por los senos y los pezones es una característica instintiva que se desarrolla durante el periodo de lactancia. Las madres que amamantan y los bebés que succionan crean un sinfín de conexiones neuronales, de afinidad y protección motivadas por el contacto con los pechos.
Tal y como afirma Fisher tras su investigación, este es un acto íntimo que refuerza enormemente los vínculos sentimentales.
En último lugar, si pretendemos que un encuentro sexual se centre en el deseo y el placer sin que se involucren los sentimientos, debemos despersonalizar el sexo e ignorar las cualidades de la pareja de turno.
Puede que esto último se convierta en una traba a la hora de disfrutar plenamente de un encuentro sexual, pero concentrarse en otra persona y dejarse llevar solo por el placer propio ayuda a no caer en el enamoramiento.
Es posible evitar enamorarse después de tener sexo a pesar de las emociones tan intensas y la complicidad en la consecución de los placeres que se experimentan durante el mismo si se siguen las recomendaciones anteriores.
Aún así, más vale prevenir que curar, por lo que ser conscientes del aluvión hormonal que experimentamos tras un encuentro sexual y saber reconocer que la persona con quien despertaste no posee las cualidades que tu cerebro está atribuyéndole en ese momento es el mejor consejo que puedes seguir.