4 Cosas a tener en cuenta cuando alquilamos una casa para grabar cine para adultos

Está claro que no es exactamente lo que piensas cuando estás con las manos en la masa, pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo se eligen las casas en las que se graban este tipo de películas?

Si no son escenarios de un estudio, ¿quién permite que unos extraños tengan relaciones sexuales sobre los muebles de su casa? ¿Cómo puedes volver a sentarte en un sofá por el que han corrido todo tipo de fluidos corporales?

Pues bien, Greg y Laura poseen una casa que alquilan para la producción de estas películas y esto es lo que dijeron:

1- Se puede hacer dinero

Rachid Jalayanadeja / Shutterstock

Durante un tiempo, un rincón del condado de Los Ángeles llamado Silicone Valley fue algo así como la meca del porno. Hubo una época en la que en este barrio de San Fernando se filmó casi toda la pornografía estadounidense, y aunque ya no es el caso (pues ahora se produce en todas partes gracias a las webcams y a Internet), sigue siendo la ubicación de rodaje favorita de la industria del entretenimiento para adultos. Hace una década, Greg y Laura tenían una casa en ese lugar y necesitaban dinero.

Corría el año 2009, el mercado inmobiliario se había derrumbado, y la pareja esperaba alquilar su Mansión. Las plataformas dedicadas a ofertar alojamiento de particulares como Airbnb aún quedaban muy lejos, por lo que Greg recurrió a Craigslist.

«Buscaban casas para ser utilizadas con fines cinematográficos y de entretenimiento», contaba Greg. Al principio parecía algo sospechoso, pero luego resultó ser una industria cinematográfica legítima, del porno, pero legítima. El trato funcionó muy bien, porque la casa era perfecta para hacer porno.

«Revisamos todas las características que hacen que una casa sea buena para rodar pornografía: Era espaciosa, había muchos aparcamientos, tenía colores neutros y tenía sótano (una rareza en California), algo que los directores porno parecen adorar.»

La compañía revisó una docena de casas antes que la suya, y aquella fue definitivamente la que querían.

La primera sesión se produjo una semana después de que la pareja firmara los documentos y entonces se corrió la voz. «Las grandes compañías nos llamaron de la nada. De pronto necesitábamos llevar nuestra propia agenda«.

2- Sí, los muebles terminan hechos unos zorros

Ollyy / Shutterstock

Laura y Greg aseguran que la mayoría de productoras hacen un magnífico trabajo de limpieza cuando la cámara para de grabar. Sin embargo, por muy buen trabajo que hagan los encargados de la limpieza, «siempre sabrás lo que ha ocurrido en ese lugar, y es algo con lo que debes aprender a vivir».

«No sé cuántas personas han tenido sexo en nuestros sofás«, decía Laura. El equipo limpia las manchas que caen sobre las cubiertas. Luego, cuando se van, la pareja retira las cubiertas y se sientan en el sofá.

«En cuanto a la posibilidad de que los fluidos corporales penetren las cubiertas, bueno, si está fuera de la vista, está fuera de la mente. «No usamos una luz negra para buscar fluidos ocultos por nuestro propio bien«, dice Greg.

3- Los vecinos pueden ser un verdadero problema

SpeedKingz / Shutterstock

Algunas personas no son grandes fanáticas del entretenimiento para adultos, o al menos de que se grave a pocos metros de tu casa con todo lo que eso conlleva. Así que, aunque no ha sido un problema muy común, es cierto que una de sus vecinas les declaró la guerra.

Llamaremos a la protagonista de esta historia Sra. Lovejoy. Al principio, solo telefoneaba y reñía a Greg y Laura. Entonces, un día, la policía llamó a la puerta. «¿Qué hice?» se preguntó Laura. Todo se debía al arduo trabajo de la señora Lovejoy: había buscado algo en los estatutos de la ciudad y había llamado a la policía pensando que echarían a los pornógrafos de una vez por todas.

Desafortunadamente para la Sra. Lovejoy, no conocía las leyes de la ciudad tan bien como pensaba. Al menos no tan bien como las compañías pornográficas, ni tan bien como Laura, que es abogada. El rodaje era completamente legal, y la policía se fue sin tomar ninguna medida.

4- Alquila tu casa para la pornografía, y nunca más será tuya

Santiago Cornejo / Shutterstock

La pareja estableció reglas básicas desde el principio para preservar la «santidad» de su hogar, al menos en cierta medida.

El equipo podía filmar en la planta baja, en la parte de atrás o en el sótano, pero el piso superior quedaba fuera de los límites. Greg y Laura se refugian allí durante las grabaciones.

«Oír los gemidos provenientes del piso de abajo puede distraerte«, afirmaba Laura. «Nunca me acostumbré». Además, durante la grabación, que podían durar todo un día, la pareja no podía poner música ni hacer ningún ruido para no arruinar la toma o el orgasmo de un futuro espectador.

¿Y tú? ¿Dejarías que se grabase porno en tu casa?

¡Compártelo con todos tus amigos!

Fuente: Cracked