El VIH, o Virus de la Inmunodeficiencia Humana, es un retrovirus que ataca al sistema inmunitario de la persona infectada. En concreto afecta y destruye los linfocitos CD4, que son un tipo de células que forman parte del sistema inmune y que se encargan de la fabricación de anticuerpos.
Estos anticuerpos son necesarios para combatir las infecciones causadas por agentes externos. Es decir, el VIH hace que el afectado sea mucho más propenso que cualquier persona sana a sufrir una infección.
Los síntomas del VIH
A simple vista, los síntomas son como los de una gripe común provocada por una bajada de defensas:
Pérdida de peso
Tos seca
Fiebre
Sudores nocturnos
Fatiga extrema
Glándulas linfáticas inflamadas
Diarrea
Infecciones frecuentes
Enfermedades inflamatorias pélvicas
Neumonía
Erupciones en la piel
Pérdida de memoria a corto plazo
Aunque estos sean los síntomas más comunes, lo cierto es que hay muchas personas que no experimentan ningún síntoma durante años. Por ello es tan importante hacerse chequeos médicos de manera rutinaria al menos cada 6 meses.
Estos son los pasos que debes seguir si tienes VIH
Si crees que corres el riesgo de estar infectado de VIH, el primer paso es acudir al médico. Ahí te realizarán un análisis de sangre para comprobar si hay presencia de anticuerpos contra el virus en tu organismo. Si da positivo, es que estás contagiado y eres VIH-positivo, por lo tanto, necesitas tratamiento.
Ten en cuenta que para que estos anticuerpos aparezcan en el análisis, pueden transcurrir entre 8 y 12 semanas. Por lo tanto, es muy importante que hagas memoria y le digas al médico el día más o menos exacto en el que pudiste contagiarte.
Con el VIH pasa como con todas las infecciones y enfermedades, mientras antes recibas el tratamiento, mejor. Por lo tanto, no le tengas miedo al médico ni a la presión social. Hay muchas más personas infectadas de las que te puedas imaginar, lo realmente importante es que recibas tu tratamiento para intentar que esta cifra deje de crecer.
Recuerda utilizar siempre protección a la hora de mantener relaciones sexuales, estés o no estés infectado. El riesgo de contraer cualquier tipo de infección o enfermedad de transmisión sexual sigue siendo muy elevado.