¿Por qué nos relajamos al respirar profundamente?

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Imagina que la peor de tus pesadillas se hace realidad e inevitablemente tienes que hablar en público, y no un público cualquiera, estás en un escenario frente a miles de personas que esperan expectantes que des un discurso sin titubeos ni nerviosismo.

¿Qué es lo que harías si te quedasen dos minutos para salir a escena? Como ya es muy tarde para repasar el guión, lo más sensato sería que intentases relajarte realizando algunas respiraciones profundas, después de todo, es lo que hace todo el mundo cuando necesita relajarse, ¿verdad?

Lo cierto es que se trata de una técnica que todos hacemos casi de forma automática en momentos de tensión aunque no sabemos muy bien qué hace que funcione, hasta ahora.

¿Por qué nos relaja respirar lentamente?

Como suele ocurrir, la ciencia es capaz de dar respuesta a todas nuestras inquietudes y esta no iba a ser menos. Al parecer, la eficacia de este método de relajación se debe a un pequeño grupo de neuronas que se mantiene al tanto de cómo respiramos y luego transmite esa información hacia otra parte del cerebro responsable de nuestro estado de ánimo.

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Durante una pruebas con ratones, unos investigadores encontraron que si estas neuronas se eliminaban, los roedores estaban mucho más relajados y disminuían su estado de alerta.

NAPAPORN NONTH/Shutterstock

Ya por los años 90, algunos investigadores habían encontrado una región de alrededor de 3.000 neuronas en el tronco encefálico que parecían vincular la respiración con el estado de ánimo apodado como «marcapasos respiratorio», sin embargo, era una cuestión que debía seguir siendo investigada.

Para probar esta relación, el equipo del último estudio publicado en ‘Science’ decidió observar qué genes parecían activarse en esta región. Para ello, los investigadores se centraron en ciertas neuronas de la región y las desactivaron.

Justo cuando el equipo creía haber fracasado ya que no hubo ningún cambio, los animales experimentaron un cambio extraordinario. En cuestión de minutos los ratones habían aparcado sus nervios y se habían vuelto muy tranquilos.

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En lugar de olfatear y explorar su jaula, los ratones se habían relajado y se acicalaban tranquilamente. El equipo incluso observó un cambio en su respiración, la cual era ahora mucho más lenta y controlada.

Andrii Vodolazhskyi/Shutterstock

De hecho, los expertos también observaron similitudes entre el comportamiento de estos ratones y aquellas personas que tienen dañada la parte del cerebro que induce la alerta y el pánico.

Esto les llevó a preguntarse si realmente las 175 neuronas actuaban como intermediarios entre el «marcapasos respiratorio» y la parte del cerebro responsable del estado mental.

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Los investigadores piensan que sin las neuronas, el centro de excitación no recibe datos del «marcapasos respiratorio», y por lo tanto, el cerebro no entra en estado de alerta.

Esto significa que la respiración no se acelera porque el «marcapasos respiratorio» no envía señales de pánico al centro de excitación del cerebro. El equipo ha llamado a estas 175 neuronas «neuronas pranayama«, haciendo referencia al término que designa los ejercicios respiratorios del yoga.

Aunque hace falta que se siga investigando al respecto, es posible que este vínculo físico entre la respiración y el estado de ánimo sea fundamental ante las respuestas de estrés y las emociones. Actualmente el objetivo principal de los investigadores es comprobar si lo que les ocurre a los ratones sucede de igual forma sobre seres humanos.

Lo cierto es que el yoga y la meditación se han basado en este concepto durante miles de años porque parece funcionar. De lo que sí podemos estar seguros es que la mejor forma de evitar un ataque de pánico es haciendo que sea otro el que hable en público.

Fuente: Iflscience
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