Ha surgido un nuevo tratamiento en el mercado estético genital que acaba de llegar a España después de causar furor en Reino Unido y Estados Unidos. Consiste en extraer nuestra propia sangre, aislar las plaquetas e insertarlas en nuestra vagina. Son tres inyecciones vaginales que se pinchan después de administrar anestesia local.
También conocido como O-Shot, lo patentó un médico llamado Charles Runels y promete ayudar a aquellas mujeres que tienen dificultades para alcanzar el orgasmo, aquellas que quieren una vagina más joven y las que quieren aumentar el placer.
También existe la versión masculina, P-Shot, que combate la eyaculación precoz y consigue erecciones más potentes.
Este médico se dedica a explotar esta «medicina milagrosa» en congresos de sexología y a sus cursos de autorización para usarla. Incluso tiene abogados a los que les paga 50.000 dólares mensuales para que nadie copie su invento sin permiso.
En España solo hay un médico autorizado y recibe a mujeres con anorgasmia (no poder tener orgasmos), dispareunia (dolor al tener relaciones) y trastorno del deseo hipoactivo (falta de deseo sexual).
La sesión de O-Shot tiene un precio medio de 800-1.000 euros y se debe repetir cada dos años si se desea mantener los efectos. Las inyecciones del P-Shot valen 1.600-2.500 euros que incluyen apoyo psicológico y neurológico si el paciente lo necesitara. El porcentaje de éxito es de entre 75 y 80%.
La mayoría de los médicos no avalan la técnica, ya que no se apoya en ningún estudio científico sino que lo hace bajo la propia experiencia del creador. Se considera un tratamiento experimental debido a la falta de estudios.
Hay profesionales que consideran que esta técnica trata enfermedades que también tienen una influencia de la mente por lo que se deberían tratar ambos aspectos.
Es cierto que al parecer no tiene ningún efecto secundario, por lo que, si no notas una mejora, perderás 1.000 euros pero no correrás peligro.