No todas las bombillas son iguales. ¿Cuáles son las más eficientes energéticamente?

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Si alguna vez te has visto obligado a comprar una nueva bombilla, habrás podido experimentar en tus propias carnes la odisea que eso significa.

Lo cierto es que existen infinidad de bombillas clasificadas según su color, claridad, brillo, tamaño o forma del bulbo, siendo todas características importantes que juegan un papel fundamental en la luz final emitida.

Por si no fuese ya bastante complicado, un nuevo factor ha entrado en juego en los últimos años. Y es que, a medida que las personas van adquiriendo un estilo de vida más sostenible y aumentan sus esfuerzos en ahorrar energía, ha ido apareciendo una nueva característica vinculada a la cantidad de energía consumida por una lámpara, es decir, el nivel de eficiencia energética que posee.

Entonces, ¿en qué debemos fijarnos para elegir una buena bombilla? ¿Qué característica es más importante? No te preocupes, a continuación te ayudamos a resolver estas preguntas y más.

¿Cómo funciona una bombilla?

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Como se suele decir: «empecemos por el principio». Desde que las bombillas incandescentes fueron inventadas a finales de 1800, éstas no han cambiado demasiado su concepto o diseño a pesar de la enorme repercusión que ha tenido en todo el mundo.

Explicado en pocas palabras, estas bombillas tradicionales constan de un filamento de volframio muy fino encerrado en una ampolla de vidrio en la que se ha hecho el vacío, o se ha rellenado con un gas inerte, para evitar que el filamento se volatilice por las altas temperaturas que alcanza.

La lámpara se completa con un casquillo metálico, en el que se ubican las conexiones eléctricas. Cuando la bombilla se conecta a la red eléctrica, el filamento metálico se calienta hasta ponerse al rojo vivo, convirtiendo así la electricidad en luz y calor.

¿Qué hace que una bombilla sea eficiente?

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Las bombillas ecológicas o de bajo consumo no reciben ese nombre por los materiales que contienen.

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Las bombillas modernas se clasifican como energéticamente eficientes debido a que consumen muy poca electricidad sin perder la capacidad de producir una iluminación igual o superior que las más antiguas. Esta hazaña se consigue de varias formas, aunque las más comunes son las luces fluorescentes o luces «LED» (diodos emisores de luz).

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Las luces fluorescentes son básicamente una versión reducida de las luces industriales usadas en gimnasios u oficinas que podemos instalar en casa.

Su funcionamiento se basa en la reacción a la electricidad de algunas sustancias químicas, como pueden ser el argón o el mercurio, que se encuentran encerradas en un tubo revestido con fósforo con el fin de convertir los rayos UV que se originan en luz visible.

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El resultado de este nuevo mecanismo es una lámpara doméstica de mayor duración y menor consumo eléctrico. Uno de los problemas más importante de este tipo de bombillas es que, aunque sí que consiguen un ahorro eléctrico, resultan perjudiciales para el medio ambiente si no se reciclan convenientemente debido a los materiales tóxicos que las componen.

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Por último, tenemos las luces LED, las cuales son básicamente versiones más pequeñas y eficientes de las bombillas tradicionales. A diferencia de las bombillas incandescentes, éstas no contienen un filamento que conecta el circuito interno de la bombilla.

En su lugar, los LEDs se basan únicamente en el movimiento de electrones de un material semiconductor. Esto permite que las horas de vida útil de estas lámparas superen por millares las de las bombillas mencionadas anteriormente, y todo eso usando una fracción de la electricidad que necesitarían las otras y sin que haya mercurio de por medio.

¿Cómo encontrar la bombilla que se adapta a tus necesidades?

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Lo cierto es que elegir una bombilla ecológica es ahora más fácil que nunca. Aunque cada bombilla tiene sus propias características y fortalezas, la iluminación LED es la que está copando el mercado y recibiendo más apoyo por las compañías que siguen investigando al respecto con vistas al futuro.

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Quizás una de las mayores complicaciones que puedes encontrar a la hora de hacerte con una lámpara LED sea la de elegir una que cumpla tus expectativas en lo relativo a intensidad de la luz. Hasta la llegada del LED al mundo de la iluminación, cuanta más potencia (vatios) tenía una bombilla, más luz proporcionaba.

Sin embargo, en el mundo de la iluminación LED, eso no es así. Siempre hay que fijarse en los lúmenes reales que el producto LED genera, no en los vatios.

Aunque cada marca de productos de iluminación ofrece multitud de tablas de equivalencias entre lúmenes y vatios para ayudarnos a elegir la bombilla adecuada, no te preocupes si este tema sigue resultándote confuso. Recuerda que una simple visita a tu tienda especializada más cercana será suficiente para encontrar la mejor elección para satisfacer sus necesidades.

Fuente: Doityourself
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