
Nutella o Nocilla, Nesquik o Cola Cao, Rubias o Morenas. Todo yin tiene su yan y el mundo se divide en polos opuestos, aquellos que eligen perdonar y aquellos que persiguen la venganza. Seas del tipo que seas, los extremos nunca son buenos y hoy te vamos a explicar por qué debes perdonar y seguir adelante.
Perdonar es mejor para ti que para el que te traicionó
Cine, teatro y series están llenos de ejemplos sobre como sus protagonistas viven por y para la venganza de quien les traicionó. Jofrey, Cersei, Walder Frey, Meryn Trant, Tywin Lannister, Melisandre, Beric Dondarrion, Thoros de Myr, Ilyn Payne, la Montaña y el Perro.
Una lista que Arya se repite noche tras noche antes de ir a dormir para recordar que su vida no tiene otra propósito que vengar la muerte de sus seres queridos a manos de los miembros de su lista. ¿Merece la pena sacrificar tu vida por la venganza?

El ejemplo de Arya es uno de los más claros, pero como ella hay un sinfín de historias, dentro y fuera de la pequeña pantalla, que nos muestran como ante hechos despreciables, sus víctimas dedican su vida a buscar la venganza, pero pocas veces se paran a pensar qué pasará una vez se consiga.
«El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento, el sufrimiento al lado oscuro» -Yoda.
El perdón no es un regalo que se deba dar a la ligera, sobre todo si no se siente, pero una vez entregado, libera más al que lo da que al que lo reclama.
Perdonar es olvidar y cuanto peor sea lo que te hayan hecho para pedir tu perdón, cuanto más horroroso y más dolor te haya provocado, mejor te sentirás al perdonarlo desde el fondo de tu corazón y dejar que este se dedique a otras cosas.

La venganza solo alimenta el rencor, te impide pasar página y terminarás hipotecando tu vida para arruinar la de otro. No regales tu perdón, dale el valor que se merece, pero aprender a perdonar es una de las mejores lecciones de vida que deberás aprender cuanto antes.