El genial artista y pintor conocido como Miguel Ángel no deja de sorprendernos con su obra medio siglo después de su muerte. Su opera prima, la Capilla Sixtina, sigue siendo objeto de estudio a día de hoy y los últimos descubrimientos dotan al artista de un conocimiento de anatomía desconocido hasta ahora.
¿Dónde se encuentra el cerebro de Miguel Ángel?
Muchos son los que aseguran que en el cuadro de La creación de Adán, lo que rodea a la figura de Dios puede parecer un cerebro humano, a pesar de que el cuadro se pintó en 1510 y el conocimiento de la fisionomía de este órgano era aún desconocida.
¿Eres capaz de ver el cerebro?
Muchos son los que aseguran que no se trata nada más que de una pareidolia, una ilusión óptica que asocia una forma con otra figura reconocible. Cabe destacar que durante su trabajo para el Papa Julio II, el artista tuvo algún episodio de disputa con el representante de Dios en la Tierra, por lo que no sería de extrañar que esto fuera un guiño o burla a la Iglesia.
De hecho, el mal carácter toscano de Buonarroti y la omnipotencia pontificia casi arruinaron para siempre el proyecto de decorar con frescos la bóveda de la Capilla Sixtina.
Pero para encontrar el cerebro hay que buscar un poco más allá.
El cerebro no se encuentra en la popular obra, si no que Miguel Ángel se aseguró de esconder en otra obra con menos atención la recreación de un cerebro anatómico perfecto.
La separación de la luz y las tinieblas
En esta obra Miguel Ángel dejó patente su amor por la ciencia, en la misma casa del señor. El cerebro no es fácil de ubicar, pero está ahí, escondido a simple vista.
La unión del cuello con la cabeza de este pintor representa la conexión perfectamente anatómica entre el cerebro y la columna vertebral. Al tratarse de uno de los frescos menos famosos de la serie, no es de extrañar que se haya tardado en descubrir la relación.