La Guardia Civil encargada del emotivo Caso Nemo ya ha concluido la investigación tras las irritantes declaraciones de la madrastra que asesinó al pequeño «pescaíto». La defensa sigue manteniendo un homicidio por socorro y cuenta con pelos y señales como estranguló a Gabriel Cruz.
Ana Julia reconoce que golpeó al niño con un hacha, lo asfixió y después se puso a fumar por los nervios
El juez encargado de sentenciar el emotivo asesinato que ha hecho llorar a toda España tiene la última palabra sobre el futuro de Ana Julia. La Fiscalía ha pedido prisión incondicional y podrían castigarle con la prisión permanente revisable.
La asesina confesa parece estar bien asesorada por su defensa para que los años que pase en la cárcel sean menos de los que les correspondería. Es por ello que ha alegado asesinar al pequeño Gabriel en defensa propia y por accidente, y que por nerviosismo, se puso a fumar una vez había enterrado el cadáver. Estas son sus declaraciones:
Que después de asesinarlo se fumó un cigarro. ¿Me puto explicas? #PrisiónAnaJuliaESP pic.twitter.com/IwZoV59s8V
— x Bastardo (@xbxstxrdo) March 14, 2018
«Él me dijo ‘Tú no eres mi madre, tú no me mandas y además no quiero volverte a ver nunca’. Nos peleamos por el hacha, se la quité, y al final con la rabia, acabé asfixiándole tapándole la nariz y la boca«, relató la asesina confesa.
En ese mismo instante es cuando reconoce ser consciente del problema que tiene, y acto seguido «Saqué el paquete de tabaco y me fumé un cigarro. No quería hacerle daño a Ángel y fue cuando decidí enterrarlo», añade, mientras toda España ya se había enterado de la desaparición del pequeño.
No quiso hacer daño pero el dolor ya era ya demasiado profundo. Está acusada de secuestro, asesinato y muerte con alevosía, poco es para la frialdad con la que decidió actuar durante los incansables doce días de búsqueda y estando al lado de los padres de quien ella misma había estrangulado y enterrado.
Reconoce que empezó a perder la tranquilidad cuando los guardias le pidieron la llave de la finca donde cometió el fatídico crimen; puso una camiseta en dirección contraria y días después pretendía trasladar el cuerpo sin vida para ocultar la atrocidad.