Una de las partes más interesantes de nuestra historia es la historia antigua. La gente siempre ha tenido curiosidad por descubrir cómo vivían las civilizaciones que habitaron la tierra hace cientos de años. Y a medida que descubrimos más información sobre nuestro pasado, más intrigados estamos por descubrir los misterios de las civilizaciones que no se mencionan en nuestros libros de historia.
En este sentido, todos los curiosos por la historia de la humanidad están de suerte. Algo realmente sorprendente ha sido descubierto en una zona de Sudáfrica, más concretamente a unos 150 km al oeste del puerto de Maputo. El hallazgo representa los restos de una gran metrópolis de alrededor de 1.500 kilómetros cuadrados.
El Hallazgo que puede cambiarlo todo
Y lo que es más interesante, los investigadores creen que la ciudad fue construida entre el 160.000 y el 200.000 a. C. como parte de una comunidad aún más grande de aproximadamente 10.000 kilómetros cuadrados.
Aunque esta región resulta algo remota, los agricultores locales ya se habían topado con las estructuras circulares que conformaban la antigua metrópolis, sin embargo, hasta ahora nadie ha tratado de conocer quién los hizo o qué edad tenían.
Pero todo eso cambió cuando el investigador Michael Tellinger se asoció con el bombero y piloto local Johan Heine para saber más de ellos. Al observar estas increíbles estructuras desde arriba, Michael supo de inmediato que su importancia había sido claramente subestimada.
«Cuando Johan me presentó por primera vez las ruinas de piedra del sur de África, nunca me imaginé los increíbles descubrimientos que haríamos en los años venideros. Las fotografías, los artefactos y las evidencias que hemos acumulado apuntan hacia una civilización perdida que precede a todas las demás por muchos miles de años«, explicaba Michael Tellinger
Tellinger cree que este descubrimiento es tan importante que podría cambiar la forma en que vemos nuestra historia por completo.
Otro hecho intrigante es que la ciudad está rodeada de varias minas de oro. Por lo tanto, los investigadores sugieren que la civilización desaparecida podría haber vivido aquí para extraer oro. Esta y otras evidencias apuntan a los antiguos Anunnaki:
Según el escritor y pseudocientífico Sitchin, la línea de tiempo de la llegada a la tierra de los Anunnaki sería tal que así:
450.000 a. C.
Debido a las largas guerras, la atmósfera de Nibiru comenzó a deteriorarse y se convirtió en un lugar inhóspito para vivir. Según los investigadores, las nanopartículas de oro se pueden utilizar para reparar una capa de ozono dañada. Y esta es la razón por la que los Anunnaki buscaron oro para reparar su atmósfera.
445.000 a. C.
Los alienígenas Anunnaki aterrizaron en la Tierra y se establecieron en Eridu con el propósito de extraer oro del Golfo Pérsico. Su líder era Enki, hijo de Anu.
416.000 a. C.
Cuando la producción de oro disminuyó, Anu vino a la Tierra, acompañado por su otro hijo, Enlil. Anu decidió que la minería se llevaría a cabo en África y puso a Enlil a cargo de la misión Terran.
400.000 a. C.
Había siete naciones desarrolladas en el sur de Mesopotamia. Algunos de los más importantes fueron: «Sipar», «Nippur» y «Shuruppak». Después de que el metal fuese refinado, los pusieron en órbita mediante naves desde África.
La antigua ciudad sudafricana estaría formada por circunferencias de piedra, la mayoría de los cuales han sido enterradas en la arena. Es por eso que solo pueden verse desde un avión o un satélite. Por otra parte, algunos restos de muros y cimientos han sido descubiertos como resultado del cambio climático.
«Me considero alguien bastante abierto de mente, pero admito que tardé más de un año en descifrarlo, y me di cuenta de que en realidad estamos lidiando con las estructuras más antiguas jamás construidas en la Tierra.«
«Lo más importante de todo esto es que hasta ahora nunca contemplamos la posibilidad de que ningún hecho importante hubiese podido provenir desde de Sudáfrica. Siempre pensamos que todas las civilizaciones más poderosas surgieron en Sumeria, Egipto y otros lugares», explicaba Tellinger.
Tellinger está firmemente convencido de que este descubrimiento es una prueba indiscutible de que los sumerios y los egipcios heredaron todos sus conocimientos de una civilización desarrollada que vivió en Sudáfrica hace más de 200.000 años.
Según Tellinger, el Calendario de Adán es el buque insignia de entre todos los millares de ruinas antiguas que fueron dejadas atrás por una civilización avanzada desaparecida. Probablemente los antepasados de todos los humanos de hoy en día que tienen un conocimiento avanzado de los campos de la energía.
Unos 200.000 años antes de que los egipcios salieran a la luz, estos habitantes tallaron imágenes precisas en la roca más dura y fueron los primeros en adorar al Sol y esculpir una imagen del Ankh egipcio: la llave de la vida y el conocimiento universal.
Aunque otros teóricos e historiadores no quieren dejar atrás el pensamiento tradicional, esta evidencia innovadora es suficiente para hacer que nos cuestionemos nuestros conocimientos. Incluso puede ser un catalizador para reescribir nuestra historia antigua.