James Niggemeyer cuenta el asesinato más brutal en la historia del metal que le acabó llevando a la locura

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Para mucha gente, James Niggemeyer es un héroe, el hombre que detuvo al asesino cuyo ataque terminó con la vida del ex guitarrista de Pantera Dimebag Darrell el 8 de diciembre de 2004. Pero como admitió durante una entrevista con Columbus Dispatch, desde aquel día, su vida no ha sido nada fácil.

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«Descubrí muy pronto que no tenía ningún control sobre mi cerebro: hará lo que le venga en gana», dijo Niggemeyer tras padecer un trastorno de estrés postraumático y un trastorno de ansiedad grave a raíz del tiroteo.

«Los policías son seres humanos comunes y corrientes. Las cosas nos afectan de la misma manera que afecta a cualquier ciudadano de a pie. Cuando actuamos, luego tenemos que lidiar con las consecuencias».

Después de llegar al escenario del club nocturno donde se encontraba el asesino que todavía seguía disparando a la multitud mientras sujetaba a un rehén, Niggemeyer entró por una puerta trasera y lentamente se acercó al asesino en busca de un tiro limpio.

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Él fue el primer agente en entrar en la escena, se adentró en el club sin ningún tipo de apoyo y actuó lo mejor que pudo dadas las circunstancias, sin embargo, el trágico incidente también supuso el final de su carrera en la fuerza policial.

«Me siento bien por haber podido poner fin a la situación sin que hubiesen más tragedias tras mi llegada, pero lo cierto es que mi vida no ha ido a mejor desde aquel día

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En el artículo de Dispatch se enfatiza el lado positivo de la tragedia, hablando de la amistad que se desarrolló entre Niggemeyer, el dueño del club Rick Cautela y Andy Halk, hermano de Erin Halk, un guardia de seguridad asesinado al intentar detener al pistolero. Como dijo Halk, «pasamos por el infierno juntos. Al final desarrollas un vínculo muy fuerte con las demás personas«.

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Para Niggemeyer, es Halk y las demás personas que saltaron antes de su llegada los que realmente merecen ser honrados. «Cuando ocurre una tragedia como esta, hay personas que tienen el valor de ponerse en pie para detener el peligro. Hay personas que se enfrentarán a la muerte y darán la vida para tratar de salvar a los demás«, señaló. «Ellos lo hicieron sin policía, sin armas. Ellos son los verdaderos héroes para mí«.

La gente le decía que había cambiado su carrera, que era un héroe y que seguramente, le lloverían contratos y dinero. Él no quería nada de eso, sólo necesitaba paz mental. Necesitaba sentirse él mismo otra vez, quería levantarse sin ganas de llorar o sin el deseo de tirarse por la ventana. Claro que era feliz de haber terminado con una situación tan horrorosa, pero era como caminar por el infierno.

Hasta el momento, Niggemeyer no puede ser completamente feliz. Hay algo que lo detiene y es, por desgracia, la culpa. Desde 2011, Niggemeyer dejó la policía y tiene un empleo que pocos conocen. Esto lo ha ayudado a mantenerse cuerdo y a salir adelante poco a poco, demostrando que una tragedia puede llevar a otra mucho peor y esta a su vez, ser una chispa que haga explotar cada sentimiento, cada tristeza y cada miedo del alma humana.

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Fuente: Ultimateclassicrock, Billboard
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