La presunta mentirosa amortizó el pastizal que recaudó durante año y medio en irse de fiesta y en consumir alcohol y drogas. La joven Dickehson pidió a sus padres, vecinos y amigos dinero porque tenía que someterse a una prueba crucial de salud para no perder la vida.
Tendrá que cumplir 3 meses en la cárcel por estafar hasta 33.000 euros
Hanna Dickheson ha sido la protagonista de jugar con la muerte. La historia se centra en 2012 cuando esta joven fingió tener un grave cáncer terminal para obtener cantidades ingentes de dinero que después lo utilizaría en cosas que, precisamente, son perjudiciales para la salud.
Si existe el karma o la mala fortuna, a Hanna le tienen unos cuantos motivos guardados para devolverle la mentira en la que incurrió hasta llegar a estafar unos 33.000 euros entre sus amigos, vecinos, familiares y sus propios padres. La adolescente, que entonces tenía 19 años, pidió un dinero a sus padres para un tratamiento en Thailandia y Nueva Zelanda.
Alegó tener cáncer terminar y pordioseó a su entorno para que le diesen dinero para el supuesto tumor terminal que decía padecer. Mientras toda su comunidad de preocupaba de ella y de su cáncer, la chica viajaba por medio mundo bebiendo, drogándose y montándose auténticas fiestas de escándalo
Fue una de las víctimas de la estafa quien sospechó de los movimientos de Hanna a través de las redes sociales y decidió tirar del hilo con la Policía. Otro amigo, que le prestó 8.000 euros y que casualmente sí tenía cáncer, pilló a la joven con las manos en la masa.
Ahora tendrá que pasar 3 meses en la cárcel y realizar un año de labores comunitarias como pena de la estafa millonaria por su mentira. Su defensora en el caso quiso quitar peso al asunto y alegó que no actuó de mala fe, pero para el juez, actuó de forma «desgarradora y despreciable».