Hace ya 50 años del festival más famoso de música conocido como Woodstock, en la localidad de Bethel, Nueva York. Pero no fue solo un festival, fue también uno de los momentos más decisivos del movimiento contracultura de 1960.
En un principio, se anunció como un evento gratuito para 50.000 personas, tres días de paz y música, pero pronto se convirtió en uno de los festivales de música más importantes de la historia.
Asistieron más de medio millón de personas, las cuales transmitían un mensaje de paz, amor, sinceridad y expresión cultural. El festival contaba con 32 de los artistas más emblemáticos de la música americana.
Baron Wolman, el primer fotógrafo de la revista Rolling Stone, fue enviado para cubrir el festival. «Nadie hubiese podido predecir la influencia que tendría la experiencia de Woodstock,» dijo Wolman, que ahora tiene 76 años. «Las bandas eran de primera clase. Era un entorno bucólico, perfecto para relajarse con amigos, escuchar música y drogarse. Pero de forma inesperada, se convirtió en más que un concierto para todos nosotros.»
Aunque Wolman estaba allí para fotografiar lo que ocurría en el escenario, se inspiró más con la multitud de hippies. «Terminé pasando la mayor parte de mi tiempo entre la multitud, porque lo que estaba pasando era demasiado interesante como para no explorar».
Algunas fotografías son muy sugerentes y ofrecen un lado del festival que nadie nos ha contado. La desnudez fue algo común y un estanque cercano se convirtió en una zona muy popular para nadar desnudos. El consumo de drogas tampoco estaba mal visto.
«Lo que hay que recordar es que era 1969 y que todo era completamente diferente, el comportamiento era nuevo e inesperado. Los cambios que se estaban produciendo en las mentes de las personas se manifestaban visualmente. ¿Cómo no tomar fotografías?,» comenta Wolman.
El legado del festival más famoso se capta a la perfección pudiendo apreciar el espíritu de la época, la música, las drogas, la gente. Fue anfitrión de una serie de nombres icónicos, incluyendo actuaciones de Jimi Hendrix, Santana, The Who o Jefferson Airplane.
Wolman se convirtió en el primer fotógrafo de la revista Rolling Stone. Más tarde capturó la explosión del pop rock, incluyendo a grupos como los Who, Pink Floyd, Bob Dylan o los Rolling Stones.
«Me siento como una especie de voyeur. Soy feliz siendo invisible y observando. Soy un camaleón y me adapto a las situaciones,» cuenta Wolman.
Hay que destacar la importancia que tuvo este festival, ya que, a pesar de la época, los asistentes consiguieron crear un punto de inflexión en la historia: y surgió una nueva forma de vida.
