Se ha levantado el secreto de sumario. La asesina de Gabriel Cruz lo asfixió y lo enterró, pero tras las pruebas realizadas y vertidas en más de 2.000 folios se descartan dos grandes teorías que centraban la investigación de Ana Julia. Un programa de televisión lo hace público.
Ana Julia asfixió y enterró a Gabriel, pero no lo envenenó ni cambió de sitio su cuerpo
La verdad verdadera, la absoluta, la definitiva, ya circula por todos los medios de comunicación, y por la calle. Ana Julia engañó, raptó, asfixió y enterró al pequeño de ocho años en un «plan criminal macabro», según escribe el magistrado del caso, y después lo ocultó durante dos semanas.
Según la autopsia, no hay restos de fármacos que indiquen que fuera envenenado ni drogado antes de su muerte #AR21Jn https://t.co/zEfomZBrsY
— El programa de AR (@elprogramadear) June 21, 2018
El Instituto de Toxicología de Madrid que se encargó de investigar exhaustivamente el caso del «pescaíto» ha determinado que el pelo de Gabriel no contenía restos de fármacos, y por ende, Ana Julia Quezada no lo envenenó. Una de las últimas tesis que centraban el macabro caso por encontrar un sinfín de pastillas en el interior del coche donde encontraron el cuerpo del menor asesinado.
También sale a la luz, destapados los más de 2.000 folios del caso, que la asesina presa en Acebuche no trasladó de sitio el cadáver del «pescaíto», como también se presumía en un primer momento.
Finalmente los estudios de investigación determinaron que el cuerpo de Gabriel fue enterrado en la finca familiar y no se movió hasta que la dominicana lo metió en el maletero donde horas más tarde sería descubierto.
Pero lo que sí confirma y revela la investigación es que Ana Julia Quezada engañó al menor para llevarlo a la finca, que lo asfixió tapándole la nariz y la boca con contundente fuerza, que golpeó una de sus manos para que cupiera mejor en el hueco donde lo enterró (cavado previamente) y que después se dispondría a falsear su preocupación, publicamente, por la desaparición del niño de ocho años que ella misma había matado horas antes.