4 Razones por las que no se debería vomitar después de una noche de alcohol

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Los amigos… Son como la familia, pero mejores. Siempre habrá uno de ellos para ayudarte a levantarte y seguir adelante en tus peores momentos.

Sin embargo, por muy estupendos sean los amigos, también hacen muchas cosas realmente estúpidas. Tanto que a veces te replanteas si de verdad te conviene salir de fiesta con ellos.

Una noche cualquiera

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Tu amigo te convence para que comiences la noche bebiendo vino de manera inocente durante la cena, luego te pasas a la cerveza al llegar al primer bar. Momentos después de que las copas empiezan a llegar, la vista comienza a volverse borrosa.

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Unas horas después estás en casa, con el estómago lleno de líquido, y tu cabeza dando vueltas sin parar. Entonces fiel amigo de aventuras, esa persona que siempre quiere lo mejor para ti, te da un alucinante consejo: debes vomitar para sentirte mejor.

¿Por qué no ibas a confiar en tu socio? Minutos después te encuentras con los dedos en la garganta intentando expulsar el poco líquido que te queda en el estómago.

En resumen, este es el consejo de cualquier amigo que se precie si quieres aliviar las náuseas, mantenerse sobrio y evitar una resaca de campeonato al día siguiente.

Posibles consecuencias

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Provocarte el vómito es diferente a la reacción natural que tiene el cuerpo para vomitar después de haber bebido demasiado.

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El alcohol es una toxina, y cuando tu cuerpo ingiere demasiada cantidad, necesita deshacerse de ella lo antes posible. Si bien no es agradable en este momento, es una reacción corporal normal que todos hemos experimentado al menos una vez en nuestras vidas.

El problema ocurre cuando las personas convierten el vómito autoinducido en un hábito regular, particularmente después de tomar demasiado alcohol. Incluso hacerlo «solo» un par de veces al mes son malas noticias para tu tracto gastrointestinal.

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«Al vomitar expulsas el alcohol que acabas de consumir acompañado de ácido estomacal y restos de alimentos digeridos parcialmente«, contaba Benjamin H. Levy, gastroenterólogo de Chicago. «Durante el vómito todo lo anterior tiene que atravesar el esófago, el cual se ve afectado por el ácido estomacal.»

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Los vómitos autoprovocados también son potencialmente más peligrosos que los naturales, puesto que al forzar una situación de forma artificial, la presión que ejerce el vómito sobre el esófago es mucho mayor.

Vomitar con frecuencia o en exceso puede provocar desgarros esofágicos conocidos como desgarros de Mallory-Weiss y provocar que vomites sangre.

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Exponer constantemente el esófago al ácido del estómago y al alcohol también agrava la esofagitis (inflamación del esófago) y puede causar daños permanentes. Siempre puede empeorar: la esofagitis crónica aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de esófago.

También existe el riesgo de aspiración pulmonar o que los alimentos parcialmente digeridos terminen en tu sistema respiratorio. Esto podría provocar neumonía o, en el peor de los casos, asfixia.

Lo que probablemente sucederá

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Además de la esofagitis, que según Levy es un efecto secundario común de los vómitos frecuentes, vomitar alcohol y ácido estomacal también puede provocar acidez estomacal.

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Y créeme, es lo último con lo que quieres lidiar después de que ya te sientas un poco mareado y con náuseas. También es posible que experimentes la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), en la que el contenido del estómago se filtra hacia el esófago y causa irritación.

Por otra parte, vomitar regularmente también causa estragos en los dientes. Todo el ácido estomacal que llega a la boca puede desgastar el esmalte de los dientes y conducir a dientes sensibles, caries y gingivitis.

Entonces, ¿vale la pena?

Aunque puede que te proporcionen un alivio temporal del estómago, el alcohol que consumiste durante la noche seguirá estando en tu sistema. Por supuesto, cualquier bebida que expulses no será absorbida por tu cuerpo, pero vomitar no hará mucho para calmarte. Probablemente terminarás sintiéndose peor gracias a la acidez estomacal y la ERGE.

Levy afirma que los riesgos asociados con vomitar, especialmente después de una noche de borrachera, simplemente no valen la pena.

«No recomiendo el vómito autoinducido como antídoto para el consumo excesivo de alcohol debido a los riesgos de aspiración de alcohol, aumento del ácido estomacal y la posibilidad de que los alimentos parcialmente digeridos entren en los pulmones», decía Levy.

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Si tu amigo vomita de forma natural después de beber demasiado, limítate a sujetarle el cabello y deja que su cuerpo haga su trabajo. Después, asegúrate de que se acueste de costado mientras duerme para evitar la asfixia, recomendaba Levy.

Si notas signos de intoxicación por alcohol como vómitos, confusión, convulsiones, respiración lenta o pérdida del conocimiento, busca atención médica de inmediato.

Por supuesto, la mejor manera de evitar esta situación es no beber demasiado: el consumo excesivo de alcohol tiene su propio conjunto de complicaciones, desde intoxicación por alcohol a hepatitis alcohólica. Pero si tu amigo se siente mal después de unas pocas, es mejor que beba mucha agua o Gatorade, se acueste y vaya al gimnasio al día siguiente.

Recuerda hacer un consumo responsable del alcohol para evitar cualquier complicación.

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Fuente: Tonic
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