Nos dirigimos hasta 1524, en pleno Renacimiento Italiano. En ese momento, por las calles de Roma solo se oye hablar de una cosa, una colección de grabados eróticos, por no decir pornográficos, circulan por la ciudad.
«I Modi» (Las maneras), es un famoso libro erótico de la época renacentista italiana que contiene grabados de escenas explícitas de parejas en posiciones sexuales.
El libro, también conocido como Los Dieciséis Placeres, fue publicado por Marcantonio Raimondi, grabador de Rafael Sanzio, en 1524. El artista tomó la «inspiración» para realizar sus explícitas ilustraciones a partir de una serie de pinturas privadas de Giulio Romano.
En aquella época era habitual que los señores y príncipes encargasen obras que, aunque de carácter aparentemente mitológico, tuviesen una intencionalidad erótica. Sin embargo, el carácter público del libro de Raimondi creó tanta polémica que la Iglesia católica y el Papa Clemente VII ordenaron su encarcelamiento y la destrucción de todos los ejemplares.
Gracias a las presiones e influencias de sus amistades, Raimondi logró salir al poco tiempo de la cárcel a pesar de que todos los ejemplares de su primera edición fuesen completamente destruidos.
Es en este punto es donde aparece nuestro segundo protagonista, el poeta Pietro Aretino, amigo de Raimondi y Romano, y enemigo declarado del obispo Giberti, a quien ya había dedicado algún que otro verso cargado de sátira.
Alejados de la influencia de Roma, Aretino y Raimondi, deciden vengarse de la dura censura sufrida por la iglesia publicando una segunda versión del ‘I Modi’ en 1527.
Esta versión, además de los grabados, también contenía 16 sonetos de carácter lascivo, los famosos ‘Sonetos Lujuriosos‘, que otorgan a esta segunda edición cierto rigor ‘intelectual’.
Totalmente enfurecido, el Papa manda destruir de nuevo todos los ejemplares impresos de esta segunda edición, aunque en esta ocasión algunos libros consiguieron escapar a la ira de la iglesia.
Por desgracia, a día de hoy no se conserva ningún ejemplar completo de esta segunda edición, solo han llegado hasta nuestras manos algunos grabados sueltos.
¿Cómo es que este libro causó tanta conmoción en la época?
Como ya sabemos, el mundo ha tenido a mano colecciones de representaciones eróticas desde mucho antes, solo hay que pensar en el Kamasutra, sin embargo, estos dibujos debían hacerse a mano, por lo que sus propietarios guardaban estos tesoros con mucho recelo.
Lo novedoso de ‘I Modi’ es que por primera vez en la historia se comercializaban en Italia imágenes de carácter pornográfico de manera seriada bajo la técnica del grabado. Así que, de alguna manera, podríamos decir que Guttemberg, el inventor de la imprenta, fue indirectamente el culpable de que Raimondi pasase algún tiempo en la cárcel.
Lo cierto es que estas creaciones no deben verse como simples ilustraciones eróticas, sino como un estudio del cuerpo humano, algo bastante propio del Renacimiento.
Es un retrato sobre la diversidad de posturas que puede realizar el ser humano durante el acto sexual.
De esta manera, estas creaciones pueden verse como un estudio del cuerpo humano en acción, ya que todas las representaciones difieren unas de otras: rostros, posiciones, puntos de vistas, lo que parece confirmar esta visión más ‘intelectual’ del ‘I Modi’.