10 Cosas que los hombres no están dispuestos a tolerar en la cama

No todo en el sexo tiene por qué ser perfecto. De hecho, aunque a veces se cometen algunos errores, aún se puede disfrutar de un encuentro la mar de placentero y satisfactorio. Sin embargo, el hecho de que pueda que haber algún que otro desatino, no significa que todo tenga cabida durante los encuentros sexuales.

Y es que, aunque es cierto que los hombres nos hemos ganado a pulso la fama de liarla continuamente en lo que a cuestiones de cama se refiere, las mujeres tampoco se quedan atrás con algunos de sus comportamientos.

¿No lo crees? A continuación te mostramos una lista con las diez cosas que hacen las mujeres durante el sexo y que deberían estar penadas por la ley (en tono irónico, claro está).

10 Cosas que un hombre jamás aguantaría en la cama:

1- La falta de higiene

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No es ninguna sorpresa, todos somos humanos y a todos nos huelen los pinreles, las axilas y la entrepierna, pero por esa misma razón hay que tener especial cuidado cuando se piensa tener relaciones.

A nadie le gusta bajar a practicar sexo oral y caer en redondo por el tufo que desprende la almeja. Los hay que no han vuelto a probar el bacalao y el marisco en su vida.

2- No somos el conejito de Duracell

Es cierto que a la mayoría no les gusta que les hagan el amor cual martillo neumático, pero también las hay que te exigen más y más aunque te falte el oxígeno y empieces a ponerte azul.

Te cogen del pescuezo, te clavan las uñas, y con los ojos casi fuera de sus órbitas dicen a grito pelao «¡Sigue joder, sigue! ¡Ni se te ocurra parar ahora!» Si perteneces al grupo de las últimas chicas, siento decirte que esa velocidad conejil, quiero decir, juvenil, no dura para siempre.

3- Los deditos donde yo pueda verlos

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Hay pocas cosas que le corte más el rollo a cualquier hombre (siempre hablando de heterosexuales, claro) que sorprenderlo introduciéndole un dedo en el ojete en mitad del sexo.

Que sí, que siempre habrá quien diga que deberíamos probarlo, pero, si al notar un dedo en el recto se nos va el calentón, supongo que también habrá que aceptarlo, ¿no? Al igual que ocurre con la mujeres, a la hora de experimentar con otros orificios, lo mejor es comentarlo previamente y no sorprender al afectado.

4- Nosotros también necesitamos que nos estimulen

Es cierto que los hombres nos hemos ganado la famosa afirmación de que pasamos de los preliminares y solo pensamos en meterla. Vale, es cierto en muchos casos, pero, ¿a caso sabéis lo difícil que es mantener una erección más de 20 minutos?

En el momento en que veáis que aquello comienza a perder fuerza, echadnos una mano (nunca mejor dicho) y estimulad un poco la zona en lugar de lanzar miradas acusatorias.

5- El sexo no gira alrededor de vuestro clítoris

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Esto suele ocurrir cuando la chica se encuentra encima cabalgando súper excitada y de repente, se olvida de que hay otra persona con el pene más hinchado que el cuello de un cantaor, y decide cambiar el movimiento de sube y baja por el frotamiento de su clítoris contra tu pubis.

Aunque parezca evidente, a muchas mujeres se les pasa que si nuestro «mini yo» no recibe el tipo de estimulación necesaria, este no es capaz de levantar cabeza. Para entonces, toda tu hombría se ha ido de paseo y lo que prometía ser un polvo legendario termina siendo una decepción antológica.

6- El sexo cansa, y quien diga lo contrario, miente

A todos nos gusta variar y probar cosas nuevas en la cama, pero eso acarrea un problema. Que si empezamos por el misionero, que luego viene la vaquera, luego el perrito, la cucharita, el helicóptero… Al final te pegas más de 15 minutos taladrando sin parar mientras aguantas el peso de tu chica y te concentras en mantener toda la sangre en tu herramienta.

Qué queréis que os diga: o tu novio es un triatleta, o lo normal es que tras un rato el golpeteo se venga abajo. Aunque no es ninguna excusa para justificar que muchos se queden sobados al terminar, lo más justo sería alternar entre posturas exigentes con algunas más relajadas.

7- Vigila lo que dices

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Este punto es bien fácil de explicar: en la cama todo vale menos las bromas de mal gusto.

Cuando un tío está concentrado en el mete saca, además del dedito del ano, otra cosa que puede hacer que quede en fuera de juego es decirle alguna estupidez o, peor aún, algo que suene demasiado falso en plan: ¡Oh sí, dame tu leche papito! Aunque, por suerte o por desgracia, normalmente suelen ser los tíos los que la cagan hablando demasiado.

8- Los bocados que se van de madre y la falta de lubricación

Parece necesario dejar este punto bien claro. El pene no es un cepillo de dientes. La felación se realiza con los labios y la lengua.

Si alguna vez cometes el error de pedirle un mordisquito ahí abajo, al final terminas con el miembro más mordisqueado que un lápiz de un adolescente. Otra cosa, si no escupe antes de comenzar es que no tiene ni idea de qué va el asunto.

9- Las que te matan si te corres rápido

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Después de estar metiéndonos manos durante dos horas y de que nos sacudan la sardina como si quisieran hacer mantequilla, muchas mujeres pretenden que luego tengamos la entereza suficiente para aguantar una hora de sexo duro.

Cualquier movimiento en falso y se lía la Tercera Guerra Mundial. Cuando por fin tenemos la oportunidad de meterla en caliente, irremediablemente duramos menos que la batería del iPhone. Tranquilidad, nadie dijo que la cosa fuese a quedarse solo en un asalto: unos minutos de descanso y se vuelve al lío.

10- La estrellita de mar

No podía faltar otro de los clásicos: las que se quedan planchadas en la cama sin mover ni una ceja mientras tú tienes que currártelo todo. No habla, no gime, no se manifiesta en todo el polvo pero al acabar te dice que le ha encantado.

Para hacerlo sin ganas, mejor ves una serie mientras te hartas de helado de chocolate.

¿Estás de acuerdo con estos puntos?

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