
Cuando empiezas en una relación buscas que te cuiden y te quieran hasta el final, pero muchas veces no eres una prioridad para tu media naranja. Eso solo puedes averiguarlo observándole mucho y siguiendo estas pistas que indican cuánto de importante eres para esa persona.
Formas de saber que eres una prioridad para tu pareja
1- Hace planes contigo
Si lo principal para tu pareja es buscar cosas que hacer para que desconectéis del día a día, tienes la suerte de disfrutar de alguien que te quiere mucho.
2- Te sientes querido
Este es un requisito indispensable para ser una prioridad en su vida. Sentirte una persona querida, respetada y con libertad dentro de la relación.
3- Dejas los celos atrás
No estás todo el rato mirando el móvil por si te ha escrito o no y ya no te preocupa que salga por ahí con algunos amigos. ¡Esto va viento en popa!
4- Te quieres
Has aprendido a quererte tal y como eres y a aceptarte. Si tu pareja te da la inyección de autoestima que necesitas para olvidar los complejos, es una buena elección de pareja.
5- Dejas de pensar en otras personas
Todas las demás opciones que había en tu vida desaparecen y dejas de valorarlas. Eso indica que tu pareja te da todo lo que necesitas y no piensas en nadie más.
6- Te sientes parte de su vida
Te invita a conocer a su familia y amigos, te lleva a todas partes y comparte su día a día contigo. Indudablemente siente algo muy fuerte por ti.
7- Nunca cuestionas su comportamiento
Cuando dejas de creer que hace las cosas para recibir algo a cambio es cuando te das cuenta de que has dejado de dudar de tu pareja y sabes que lo hace desinteresadamente.
8- Sientes que todo va sobre ruedas
Estás en el lugar correcto, con la persona correcta y no dudas ni un minuto que es ahí donde quieres estar. Puede ser el principio de una relación infinita.
9- Valoras todos los detalles
Cada gesto que tiene contigo es importante. Valoras cada mensaje y cada beso y tú sabes que se trata de un amor verdadero.
10- Tienes menos presión
No necesitas seguir dando la talla todo el tiempo ni dejar de impresionar a tu pareja. Siempre es bueno que, a veces, seáis capaces de sorprenderos, pero ya no tiene que ser constantemente.